Orobazo († 96 a. C.) fue un embajador del
monarca parto Mitrídates II que se puso en contacto con el procónsul romano
Lucio Cornelio Sila, en lo que fuese el primer contacto entre partos y latinos.
No están claros los resultados de esta reunión, narrada únicamente por
Plutarco, pero es generalmente conocido que durante esta, Sila estaba sentado
entre el embajador parto y el rey Ariobarzanes I de Capadocia. En este sentido,
el Rey parto dio muerte a Orobazo por permitir que un magistrado romano tratase
a uno de sus enviados con arrogancia.
Junto a la comitiva diplomática viajó un
adivino caldeo que, tras observar el rostro de Sila y su comportamiento,
declaró que "necesariamente aquel hombre debía de ser muy grande, y aún se
maravillaba cómo podía aguantar el no ser ya el primero de todos".
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