Nabopolasar (en acadio Nabu-apla-us-ur o Nabu-apla-utsur) (658 a.
C. - 15 de agosto de 605 a. C.) fue un rey caldeo de Babilonia, fundador del
Imperio Neobabilónico y artífice de la caída del Imperio Asirio.
Su reinado comenzó el 23 de
noviembre de 626 a. C. y falleció el 15 de agosto de 605 a. C.
No obstante sus oscuros
orígenes (en una de sus inscripciones, conocida como el «Cilindro de
.Nabopolasar», se llama a sí mismo «hijo de nadie»), Nabopolasar habría sido un
jefe caldeo de cierto relieve en los años previos a su llegada al trono.
Assurbanipal, rey de Asiria, murió hacia 627 a. C., al mismo tiempo que Kandalanu,
su «rey marioneta» de Babilonia.
El vacío de poder fue ocupado
rápidamente por Nabopolasar, quien, luego de exitosas campañas contra las
posiciones asirias en ciudades como Nippur o Uruk, fue coronado rey de
Babilonia en el 626 a. C.
A pesar de ello, se cree que Assur-etil-ilani y
Sin-shar-ishkun, sucesivos reyes de Asiria, mantuvieron por un tiempo en su
poder buena parte de Babilonia.
En este primer período la
guerra se desarrolló en el territorio de Babilonia, lo que llevó a la destrucción
de templos y el saqueo de ciudades. Después del 623 a. C. las crónicas nos
presentan una laguna de siete años, pero en el 616 a. C. se ve a Nabopolasar
mucho más afianzado y adoptando una posición ofensiva.
El ejército babilonio
sometió varias ciudades del Éufrates medio, alcanzando Suhu e Hindanu (al sur
de Harrán), y regresando con un lucrativo botín. En el año 615 a. C.,
Nabopolasar remontó el curso del Tigris hasta sitiar Assur, pero fue rechazado.
Por entonces los asirios ya eran apoyados por las fuerzas egipcias de Psamético
I, el cual era independiente de Asiria desde el 654 a. C.
En su año de ascensión (626 a.
C.), Nabopolasar había devuelto estatuas divinas a la ciudad elamita de Susa,
tratando de ganarse el favor de Elam, tradicional aliado de los líderes
caldeos. Elam se encontraba por entonces en plena decadencia, pero su rol sería
ocupado por los emergentes medos (llamados umman-manda en las Crónicas de
Babilonia).
Tras repetidos ataques sobre Asiria, la ciudad de Asur cayó en
manos de los medos en el 614 a. C. Nabopolasar llegó a Assur unos días más
tarde, pactando allí mismo una alianza con el rey medo Ciáxares, la cual fue,
según informes tardíos (Beroso), confirmada por el matrimonio de Nabucodonosor,
heredero de Babilonia, con una princesa meda.
En el 612 a. C. los medos y los
babilonios atacaron la ciudad de Nínive, devastando y saqueando la gran capital
asiria. Sin-shar-ishkun, el rey asirio, pudo haber perecido durante la
destrucción de Nínive.
Con el apoyo egipcio, un nuevo
rey, Assur-uballit II, formó un último foco de resistencia en Harrán, ciudad
que cayó en el año 609 a. C. En los años siguientes las campañas de Nabopolasar
se concentraron en las fronteras de Urartu, donde se especula que se habría
refugiado Assur-uballit.
Durante los futuros encuentros con los egipcios en el
Alto Éufrates, el ejército de Babilonia fue comandado por Nabucodonosor.
Nabopolasar, enfermo y probablemente a una edad avanzada, murió en Babilonia el
15 ó 16 de agosto de 605 a. C.
Las campañas de Nabopolasar
lograron el establecimiento de la hegemonía babilonia sobre los valles del
Tigris y el Éufrates, y sentaron la base para la futura expansión sobre Siria y
el Levante.
Asiria perdió su entidad
política, y sus grandes ciudades fueron saqueadas. No se sabe mucho sobre lo
que sucedió en Asiria después de la conquista, aunque se cree que fue repartida
entre Babilonia y los medos. En otras áreas, como Hindanu o Rasapu en el
Éufrates, Nabopolasar aplicó la deportación masiva, sentando un precedente que
sería seguido por su hijo Nabucodonosor.
La presencia del rey en Babilonia
durante buena parte del año (debido al sistema de campañas anuales, que
ocupaban a sobre todo los meses de verano y primavera), así como la relativa
estabilidad de los últimos años, permitieron que se llevara a cabo un extenso
programa de obras públicas.
Aun así, muchos proyectos, como
la construcción del sistema de fortificaciones de Babilonia, la calle
procesional, el zigurat de Marduk (Etemenanki) y el palacio real, quedaron
inconclusos durante el reinado de Nabopolasar y fueron finalizados por su sucesor
Nabucodonosor II.
Además del Etemenaki, muchos templos fueron restaurados y
reconstruidos, tanto en Babilonia como en otras ciudades de prestigio. En
cuanto al desarrollo agrario (base de la economía babilonia), se promovió
activamente mediante la construcción de canales de regadío.
Cuatro Crónicas de Babilonia
(textos proto-historiográficos escritos por sacerdotes babilonios) permiten
reconstruir la secuencia cronológica del reinado de Nabopolasar: la Crónica de
los primeros años de Nabopolasar (627-623 a. C.), la Crónica de la caída de
Nínive (616-608 a. C.), la Crónica de los últimos años de Nabopolasar (608-605
a. C.) y la Crónica de los primeros años de Nabucodonosor (605-594 a. C.). Una
quinta crónica, la llamada Crónica del Akitu, tan sólo menciona interrupciones
del akitu o fiesta de año nuevo en su año de ascensión.
Aparte de ello poseemos una
serie de inscripciones del propio rey, escritas en ocasiones como la apertura
de un canal o la fundación o restauración de un templo; además Nabucodonosor
nos informa en sus inscripciones acerca de los proyectos de construcción
iniciados por su padre y finalizados por él.
La referencias clásicas son
escasas. El historiador judío Flavio Josefo habla brevemente acerca de
Nabopolasar en su Contra Apión (libro 1, capítulo 19; Sacred-Texts.com),
citando al babilonio Beroso, y lo mismo hace Eusebio de Cesarea.
En cambio Heródoto, en su
descripción de la caída de Asiria, se concentra en los medos y ni siquiera hace
mención de Babilonia. La Biblia hebrea no menciona explícitamente a
Nabopolasar, pero en el Libro de Nahum se profetiza sobre la caída de Asiria, y
en ciertos pasajes de Reyes y Crónicas se hace referencia a hechos
contemporáneos (2 Reyes 22, 28-30; 2 Crónicas 35, 20-36).
No hay comentarios:
Publicar un comentario