Marco
Antonio, estaba pensando en algo más visible para todos los romanos desde el
más alto hasta el más bajo.
-
¿Qué cosa es?
-
Cásate con mi hermana Octavia.
-
¡Por todos los dioses!
-
¿Qué tiene de extraño? . Yo mismo acabo de realizar una alianza marital muy
parecida, como tú bien sabes. Escribonia es muy agradable: una buena mujer,
bonita, fértil… espero casarme con ella para mantener a Sexto a raya, al menos
durante un tiempo. Pero ella ni siquiera puede empezar a compararse con
Octavia, ¿verdad? Te estoy ofreciendo a la sobrina nieta de Divus Julius,
conocida y amada por todos los estratos de Roma como lo fue Julia, hermosa de
mirar, enormemente bondadosa y reflexiva, una esposa obediente y madre de tres niños,
incluido un hijo. Como Divus Julius había esperado de su esposa, está por
encima de toda sospecha. Cásate con ella y Roma creerá que no pretendes hacerle
ningún daño.
-
¿Por qué debo hacer eso?
-
Porque sería cruel que un modelo de virtud público como Octavia te tildara de
monstruo a los ojos de todos los romanos. Ni siquiera el más estúpido de ellos
te perdonaría
el mal trato a Octavia.
- Lo
comprendo, sí, lo comprendo .
-
¿Entonces, trato hecho?
-
Trato hecho.
Esa
vez Antonio estrechó la mano de Octavio suavemente.
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