Creo que es hora de que el Senado y el pueblo de Roma
vean claro como el agua que los días en que las tropas enemigas eran tratadas
con bondad se han acabado; la bondad no puede ayudar sino incordiar,
sobre todo cuando los legionarios de Roma tienen que soportar la presencia
junto a ellos de los hombres contra los que han luchado el último nundinum. Saber que estos
hombres detestados recibirán tierras cuando se retiren, como si nunca hubiesen levantado sus espadas contra Roma. He cambiado eso. Los
soldados, marinos y remeros de Sexto Pompeyo han sido castigados con mucha
dureza. No es costumbre romana hacer prisioneros, pero sí es costumbre
romana liberar al enemigo conquistado como si fuesen romanos. Sexto Pompeyo
tenía pocos romanos en sus legiones o tripulaciones. Aquellos que
tenía fueron declarados hostis. En otras condiciones podría haberlos vendido como esclavos, pero
en cambio preferí hacer un ejemplo de ellos.
Sexto Pompeyo escapó, junto con Libo y dos de los
asesinos de mi divino padre, Décimo Turullio y Casio Parmensis. Han escapado
hacia el este y. por lo tatito, se han convertido en tu problema, no en el
mío. Se rumorea que han buscado asilo en Mitilene.
Recibirás tu parte del botín de Sexto Pompeyo junto con
mi carta, y tomo la licencia de decirte que esta enorme suma de dinero, pagada
en moneda de la República, cancela cualquier obligación que tenga de
enviarte veinte mil soldados. Eres, por supuesto, libre de venir a Italia para
reclutarlos, pero no tengo el tiempo ni la inclinación para hacer el trabajo
sucio por ti. Lo que sí he hecho es escoger dos mil de los mejores hombres,
todos dispuestos a servir contigo en Oriente, y los embarcaré rumbo a Atenas dentro
de poco. Como vi por mí mismo que setenta de tus galeras de guerra estaban en
la costa cubiertas de crustáceos y podredumbre, te donaré setenta
quinquerremes nuevos de mis propias flotas, además de una excelente artillería
y el equipo de asedio para ayudarte a reemplazar a los que perdiste en
Media. No se reconocerá ningún triunfo por la campaña contra Sexto Pompeyo, que
debe ser clasificada como romana. Sin embargo, recomiendo a Marco
Agripa, que demostró ser tan brillante almirante como es general en tierra.
Lucio Comificio, cónsul menor este año, fue bravo e inteligente en el
mando, como lo fueron Sabino, Estatilio Tauro y Messala Corvino. Sicilia está
en paz, entregada permanentemente a Marco Agripa, el único que ha recibido
un latifundio al viejo estilo allí. Tauro ha viajado para gobernar la provincia
de África; viajé con él hasta Útica y supervisé el comienzo de su mandato,
y te puedo asegurar que no se excederá. De hecho, nadie se excederá de sus
atributos, desde los cónsules hasta los pretores, los gobernadores y los magistrados
menores. También he comunicado a las legiones de Roma que no se pagarán más gratificaciones. En el futuro lucharán por Roma, y no por
ningún hombre.
Firmado, César Octavio
( C. McC. )
No hay comentarios:
Publicar un comentario