Octavio:
Estoy
seguro de que no quieres más muertes romanas y por la manera como has tratado
al ejército de mi esposa tampoco quieres más muertes enemigas.
Supongo
que para el momento que mi hijo mayor llegue a ti estarás en Menfis. Lleva esta
carta porque sé que llegará a tu mesa y no ala de algún legado. El chico está
ansioso por hacerme este servicio, y a mí me complace dejarlo.
Octavio,
no continuemos esta farsa. Admito libremente que fui el agresor en nuestra
guerra, si guerra se puede llamar. Marco Antonio no ha brillado demasiado, eso
está claro, y ahora desea un final.
Si
permites que la reina Cleopatra reine en su reino como faraón y reina, me
dejaré caer sobre mi espada. Un buen final para una lucha patética. Envía tu
respuesta con mi chico. La esperaré durante tres nundinae. Si para entonces no
he recibido ninguna respuesta, sé que me rechazas.
( C.
McC. )
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