jueves, 4 de junio de 2015

ANTONIO ANTE LA PRINCESA GLAFIRA DE CAPADOCIA



Antonio contuvo el aliento de forma audible. ¡Qué belleza! Alta, esbelta, piernas largas, magníficos pechos y un rostro que rivalizaba con el de Helena; labios rojos, una piel impecable como los pétalos de las rosas, ojos brillantes entre oscuras y largas pestañas, y unos cabellos absolutamente lacios que le caían por la espalda como una hoja de plata. No llevaba ninguna alhaja, probablemente porque no tenía ninguna. Su túnica azul de estilo griego era de lana.



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