Constantino,
modificando lo que estaba perfectamente establecido, dividió en cuatro
prefecturas un poder que era único. A uno de los prefectos le confió todo
Egipto más la Pentapolis de Libia y el Oriente hasta Mesopotamia. Añadió a ello
Cilicia, Capadocia, Armenia y toda la costa de Panfilia hasta Trapezunte y las
guarniciones situadas junto al Fase. Al mismo confió también la Tracia,
delimitada por la Misia hasta el Asemo y por el Rodopo hasta la ciudad de
Topero. Le entrego también Chipre y las Cicladas, salvo Lemnos, Imbros y
Samotracia.
Al
segundo prefecto confió Macedonia, Tesalia y Grecia, junto con las islas que la
rodean, ambos Epiros y ademas Iliria, Dacia, el país de los triabalos y Panonia
hasta Valeria, más la Mesia Superior.
Al
tercero entrego toda Italia, Sicilia y las islas que la rodean, Cerdeña,
Córcega y África, desde las Sirtes hasta la Cesariense.
Al
cuarto, la Galia transalpina, Iberia y la isla de Bretaña.
Dividió de este modo el poderío de los
prefectos y se ocupo, a la vez, de disminuirlo por otros medios. En efecto, por
todas partes los soldados tenían como superiores no solo a los centuriones y
tribunas, sino también los llamados "efes"
(duces), que en cada lugar tenían el rango de general.
Pero
Constantino creo, ademas, el cargo de "conductores"
del ejercito, uno de la caballería y otro de la infantería, y confirió a estos
el poder de disponer a los soldados en orden de batalla y castigar a los culpables.
Con
ello privo de esta prerrogativa a los prefectos, cosa que en la paz y en la
guerra causa grandes perjuicios al Estado.
( Zósimo )
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