domingo, 29 de abril de 2018

EMBAJADORES DEL SENADO DE ROMA ANTE LA CORTE DE LA REINA TEUTA DE ILIRIA



 

No era de ahora el que los ilirios insultasen de continuo a los que navegaban de Italia, pero actualmente durante su estancia en Fenice, destacándose muchos de la escuadra, robaban a unos, degollaban a otros, y conducían prisioneros a no pocos comerciantes italianos.

 

Los romanos, que hasta entonces desestimaron las quejas contra los ilirios, llegando estas a ser ahora mas frecuentes en el Senado, nombraron a Cayo y Lucio Coruncanio por embajadores a la Iliria, para que se informasen con detalle de estos hechos. Teuta, al regreso de sus buques de Epiro, admirada del numero y riqueza de despojos que transportaban (era entonces Fenice la ciudad mas opulenta del Epiro), cobro doblado valor para insultar a los griegos.

 

 Las conmociones intestinas la disuadieron por entonces; pero sosegados que fueron los vasallos que se habían rebelado, al punto puso sitio a Issa, la única ciudad que había rehusado obedecerla. Entonces llegaron los embajadores romanos, quienes admitidos a audiencia, expusieron los agravios que habían recibido. Durante todo el discurso, la reina los escucho, afectando un aire altivo y demasiado altanero; pero después que concluyeron, les manifestó "que procuraría poner remedio para que Roma no tuviese motivo de resentimiento de parte de su reino en general; pero que en particular, no se acostumbraba por parte de los reyes de Iliria el prohibir a sus vasallos el corso por utilidad propia".

 

Ofendido de esta respuesta el mas joven de los embajadores, con libertad conveniente si, pero importuna, la dijo: "Señora, el mas apreciable carácter de los romanos es vengar en común los agravios contra sus particulares, y socorrer a sus miembros ofendidos: en este supuesto, intentaremos con la voluntad de los dioses obligaros a la fuerza y prontamente a que reforméis las costumbres de los reyes de Iliria". La reina tomo este desenfado con una ira inconsiderada y propia de su sexo, y la irrito tanto el dicho, que sin respeto a derecho de gentes, envió en seguimiento de los embajadores que habían partido, para que diesen muerte al autor de semejante falta de respeto: acción que lo mismo fue saberse en Roma, que enfurecidos con el insulto de esta mujer, hacer aparatos de guerra, matricular tropas y equipar una armada. Llegada la primavera, Teuta dispuso mayor numero de buques que el anterior, y los volvió a enviar contra la Grecia.

 

De estos, unos pasaron a Corcira, otros abordaron al puerto de Epidamno, con animo en apariencia de hacer agua y tomar víveres, pero en realidad con el designio de sorprender y dar un golpe de mano a la ciudad. Los epidamnios recibieron incautamente y sin precaución estas gentes, que introducidas en la ciudad con vestidos propios para tomar agua y una espada oculta en cada vasija, degollaron la guardia de la puerta y se apoderaron rápidamente de la entrada. Entonces acudió un eficaz socorro de los navíos, según estaba dispuesto, con cuya ayuda se ampararon a poca costa de la mayor parte de los muros.

 

 Mas los vecinos aunque desprevenidos por lo inopinado del caso, se defendieron y pelearon con tanto vigor, que al cabo los ilirios, tras de una prolongada resistencia, fueron desalojados de la ciudad. En esta ocasión, el descuido de los epidamnios los puso cerca de perder su patria; pero su valor los salvo y les dio una lección para el futuro. Los jefes ilirios se hicieron a la vela con precipitación, se incorporaron con los que iban delante y fondearon en Corcira, donde hecho un pronto desembarco, emprendieron el poner sitio a la plaza.

 

Los corcirenses, consternados con este accidente, y sin esperanza de ningún remedio, enviaron legados a los aqueos y etolios. Al mismo tiempo que estos, llegaron también los apoloniatas y epidamnios, rogando les enviasen un pronto socorro y no contemplasen con indiferencia que los ilirios les arrojasen de su patria. Estas embajadas fueron escuchadas favorablemente por los aqueos, quienes dotaron de tripulación de mancomún a diez navíos de guerra, y equipados en breve tiempo, se dirigieron hacia Corcira, con la esperanza de librarla del asedio.

( Polibio )

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