Sexto Elio Peto Cato (en latín, Sextus Aelius Paetus
Catus o Sextus Aelius Q.f. Paetus Catus), fue un cónsul de la República romana
elegido en el año 198 a. C. Se le conoce actualmente por su interpretación de
la Ley de las Doce Tablas, a la que accedemos sólo gracias a los comentarios de
Cicerón. Elio Peto Cato procedía de una prominente familia plebeya
aristocrática. Su padre fue pretor y su hermano mayor, Publio Elio Peto,
también fue cónsul.
Sexto Elio Peto fue aparentemente el hijo más joven
de Quinto Elio Peto, pretor que fue uno de los muchos senadores muertos en la
batalla de Cannas en agosto de 216 a. C. Otros miembros de la gens Elia que
llegaron a altos cargos fueron Publio Elio Peto, cónsul en 337 a. C., y Cayo
Elio Peto, cónsul en 286 a. C. Ambos cónsules pudieron haber sido sus
ancestros o familiares colaterales, si bien la conexión no la menciona el
historiador Tito Livio.
El hermano mayor de Peto; Publio Elio Peto, ocupó el
cargo de Magister Equitum en 202 a. C., siendo cónsul al año siguiente. Otros
miembros de la familia, incluyendo al propio hijo de Publio, fueron ocupando el
consulado en años posteriores.
Se tienen pocos datos sobre la carrera política de
Sexto Elio Peto Cato, o de cómo adquirió el cognomen adicional Cato. Tito Livio
menciona que fue edil curul en 200 a. C., encargándose de la importación de
grano desde África.
Según el diccionario de Oxford de juristas romanos,
Peto Cato ascendió rápidamente hasta alcanzar el consulado y la censura. Este
ascenso no se debía a la muerte de su padre o a los éxitos de su hermano, sino
al parecer a su aptitud para el Derecho. Parece ser que su sobrenombre
"Cato", que significa "Listo", era un reconocimiento ante
su capacidad jurídica. Teniendo en cuenta que Tito Livio no le menciona en
ninguna acción militar, bien pudiera ser que Elio Peto hubiese dejado de lado
todos los aspectos de su carrera pública para dedicarse por completo al estudio
del Derecho. Según el diccionario de Oxford, podría tratarse del primer jurista
profesional de la historia de Roma. No está claro si los juristas precedentes
eran o no profesionales, o si se trataba de un trabajo a tiempo parcial, pero
un paterfamilias romano, e incluso sus hijos mayores, normalmente defendían a
los clientes de su familia en cuestiones legales. Es posible que la segunda
guerra púnica hubiese provocado que demasiados patronos estuvieran fuera de
Roma, y que no pudiesen encargarse de estos asuntos.
Su hermano Publio Elio Peto había sido cónsul tres
años antes, en 201 a. C., y fue elegido censor en 199 a. C. Sus éxitos pudieron
ser un factor influyente a la hora de que Sexto consiguiese el consulado en 198
a. C., pero en cualquier caso sería finalmente ensombrecido por la figura de su
colega consular, Tito Quincio Flaminino.
Sexto no se distinguió militarmente durante su
consulado. Todos los honores, incluyendo los de las campañas militares en
Macedonia y Grecia, fueron a parar a manos de su joven colega consular
Flaminino. Sus esfuerzos militares en su propia provincia no se vieron
recompensados con el éxito.
A pesar de todo, sería elegido censor en 194 a. C.
con Cayo Cornelio Cetego, posiblemente gracias al respeto obtenido en su labor
como jurista, y posiblemente también por el respeto obtenido por su hermano
mayor, que ocupó también la censura.
Durante su censura, los censores dieron órdenes a los
ediles curules de sentar separadamente en los Ludi Romani a los senadores, que
hasta entonces se habían sentado promiscuamente con los demás. El Atrio de
Libertas y la Villa Pública también fueron reparados y ampliados por los
censores.
Parece ser que tanto Sexto Elio Peto Cato como su
hermano Publio fueron juristas. Sexto fue el autor de la obra Commentaria
tripartita o tripertita, que estudia y comenta las disposiciones contenidas en
la Ley de las Doce Tablas, y discute alguna acción legal para cada una de las
normas. Otra obra llamada Ius Aelianum discute únicamente acciones legales. Ese
trabajo fue alabado por el propio Cicerón, y se sabe que todavía existía en
vida de su amigo Tito Pomponio Ático, que hace referencia a ella. Se desconoce
en qué momento desapareció la obra.
Cicerón hizo grandes elogios de este jurisconsulto y Ennio
le dedicó su célebre verso: Egregie cordatus homo Catus Aelius Sextus.
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