-Si
alguien quiere saber qué es el amor, no diga nunca que fue un sueño. Cuando todos
mis otros sueños fracasaron, éste existió con tanta fuerza que, al morir, lo
invoco como el único dios que dirigió mis caminos...
( Exhaló
una poderosa risotada, y todo su cuerpo se echó a temblar en pavorosas
convulsiones)
-
¡Cierra tú mis ojos, reina camorrista! Por una vez no podrás discutir mis
últimas palabras...
( T. M. )
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