Antonio contuvo el aliento de forma audible. ¡Qué belleza!
Alta, esbelta, piernas largas, magníficos pechos y un rostro que rivalizaba con
el de Helena; labios rojos, una piel impecable como los pétalos de las rosas,
ojos brillantes entre oscuras y largas pestañas, y unos cabellos absolutamente
lacios que le caían por la espalda como una hoja de plata. No llevaba ninguna
alhaja, probablemente porque no tenía ninguna. Su túnica azul de estilo griego
era de lana.
Pasión por los romanos. Un blog de divulgación creado por Xavier Valderas que es un largo paseo por el vasto Imperio Romano y la Antigüedad, en especial el mundo greco-romano.
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