Cuando
alguno de vosotros tiene algo contra un hermano, ¿cómo puede atreverse a presentar su demanda ante los tribunales paganos en vez de
someter el caso a gente de la Iglesia? ¿O no sabéis que algún
día juzgaréis al mundo? Y si habéis de juzgar al mundo, ¿no sois capaces de arreglar estos asuntos tan pequeños? ¿No
sabéis que hemos de juzgar hasta a los ángeles?
¡Cuánto más entonces podemos juzgar los asuntos
de esta vida!
(1 Corintios 6:1-2)
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