Julia
Agripina (posiblemente en Oppidum Ubiorum, 15-59), más conocida como Agripina
la Menor —para distinguirla de su madre— o Agripina, fue la hija mayor de Germánico
y Agripina la Mayor, bisnieta por tanto de Marco Antonio y Octavia la Menor.
Fue además hermana de Calígula, esposa y sobrina de Claudio y madre de Nerón.
En el
año 28, con tan solo 13 años, se casó por primera vez con el cónsul romano Cneo
Domicio Enobarbo. Fue éste quien dijo de su futuro
hijo: «De la unión de Agripina y yo sólo puede salir un monstruo.» Y de la
unión nació nueve años más tarde Lucio Domicio Enobarbo, conocido como Nerón.
En
enero del año 40, a los 25 años de edad y 12 de matrimonio, Agripina enviudó
por primera vez.
Cuando
su hermano Calígula se convirtió en emperador, ella y sus dos hermanas
empezaron a gozar de ciertos privilegios que tan solo podía tener la familia
imperial. Aún estando casada con Enobarbo, Agripina mantuvo relaciones sexuales
con su hermano, al igual que hacían sus hermanas, y se prostituyó con miembros
de la corte, como sus hermanas Julia Drusila y Julia Livila, que también
estaban casadas.
Los
privilegios de los que disfrutaba Agripina empezaron a desaparecer tras la
muerte de la hermana preferida de Calígula, Drusila. Tras este acontecimiento,
el emperador empezó a sufrir una enfermedad mental que provocó que Agripina
perdiera el favor de su hermano.
Ambiciosa
como su madre, Agripina quería continuar con esos privilegios que ahora su
hermano no le ofrecía. Por ello junto a su amante Tigelino, Léntulo Getúlico,
su hermana pequeña Livila y el amante de ambas y cuñado viudo Marco Emilio
Lépido planeaban derrocar a Calígula. Al descubrir el complot, el emperador
ordenó la muerte de Lépido y Getúlico, y el exilio, previo juicio, de sus dos
hermanas y Tigelino.
Separada
de su hijo, el cual se quedó en Roma al cuidado de su tía paterna, Agripina
inició su exilio con la humillación pública de transportar las cenizas de uno
de sus amantes. Fue así como puso rumbo a la isla de Pandataria.
El
asesinato de Calígula y el nombramiento como emperador de su tío Claudio,
comportó la vuelta a Roma de Agripina y su hermana. Tras reencontrarse con su
hijo, Agripina se casó con Cayo Salustio Pasieno Crispo, su antiguo cuñado y
cónsul entre 27 y 44 d. C. Cuando este murió, antes de 47, se rumoreó que había
sido envenenado.
Una
vez más, Agripina fue teniendo una relación más íntima con su tío, el
emperador. Este, tras descubrir que su esposa Mesalina, madre de sus hijos
Británico y Octavia, le era infiel, decidió ejecutarla y casarse con su
sobrina, a pesar de que el matrimonio de tíos y sobrinas era ilegal e
incestuoso según la ley romana. El tema se resolvió mediante un acuerdo especial
del Senado.
Con
34 años (49) se casó por tercera y última vez con su tío, el emperador Claudio.
Además, aconsejó a su hijo que se casara con su nueva hermanastra, Octavia.
Una
vez obtenido el título de emperatriz y Augusta, la primera después de Livia
Drusila, y de haber obtenido honores y privilegios extraordinarios, Agripina
convenció a su marido de que adoptara como heredero a Nerón, hijo de ella, en
vez de al hijo biológico de él.
Y así sucedió. Una vez conseguido su propósito,
se dijo que había ordenado que envenenaran a su marido con un plato de setas
donde mezclaron comestibles con venenosas, aunque no hay prueba histórica de
ello.
Cuando
a los 16 años Nerón fue nombrado emperador, Agripina utilizó a su hijo, con el
que se dice que mantenía relaciones sexuales, para gobernar Roma. Suetonio
explica que Nerón soportaba cada vez menos a su madre, amenazándola con abdicar
y exiliarse a Rodas. Ella le dio motivos, aproximándose a su hijastro
Británico. Tras el asesinato de éste durante un banquete, su influencia
disminuyó notablemente y fue invitada a abandonar el palacio imperial.
También
cuenta Suetonio, en Vidas de los doce césares, que Nerón asesinó al supuesto
amante de su madre, Aulo Plaucio, pues sospechaba que Agripina pensaba
sustituirle como emperador con aquel joven.
Cuentan que antes de que acabara
con su vida, Nerón obligó al supuesto amante a hacerle una felación y que,
seguidamente a esto, dijo: “Que venga ahora mi madre y bese a mi sucesor”.
La
llegada de Popea Sabina a la corte imperial como pareja de su hijo fue el final
de Agripina. Popea no tardó en darse cuenta de que su futura suegra influía
sobre su hijo para satisfacer sus necesidades. Sabiendo que no era bien
recibida por ella, Popea convenció a Nerón para que matara a su madre.
En
primer lugar intentó envenenarla varias veces. Después ideó derribar su
habitación mientras ella estuviera durmiendo dentro, pero descubrió el plan y
se enfureció con su hijo. Aprovechando la mala relación existente entre él y su
madre, Nerón la invitó a un barco para reconciliarse.
Ella, que aceptó, no
imaginaba que la intención de su hijo era hundirlo con ella dentro. De nuevo, Agripina descubrió los planes y huyó a nado.
Desesperado, el emperador acusó a su madre de ser miembro de una conjuración
ficticia y fue ejecutada, aunque los detalles de este crimen tan meditado no
están claros.
Su
muerte cumplió una profecía de unos astrólogos caldeos que, cuando Agripina les
preguntó si su hijo sería rey, le dijeron: «Será rey, pero matará a su madre».
Después de escuchar estas palabras, ella contestó: «Occidat, dum imperet!»
(«¡Que me mate con tal de que reine!»).
El
asesinato de Agripina estuvo siempre presente en la mente de su hijo, el cual
dijo ver su espíritu y también a las furias agitando látigos vengadores y
antorchas encendidas.
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