Cayo
o Gayo Vibio Pansa Cetroniano a (m. en 43 a. C.) fue cónsul de la República romana con Aulo
Hircio el mismo año de su muerte.
Su
padre y su abuelo también tenían el praenomen Cayo, pero poco se sabe sobre la
historia de su familia, salvo que su padre fue proscrito por Sila, que fue probablemente una de las razones que llevaron a
Pansa a abrazar la causa de Julio César, de quien siempre fue un fiel
partidario.
Fue
tribuno de la plebe electo en 51 a. C. y se opuso activamente, junto con Marco
Celio Rufo, a las medidas del cónsul Marco Marcelo y otros cabecillas del
partido aristocrático dirigidas contra César.
Se
unió a los cesarianos tras el estallido de la guerra civil entre Julio César y
Pompeyo y, aunque César no le dio ningún mando relevante durante el conflicto,
en 46 a. C. lo nombró gobernador de la Galia Cisalpina como sucesor de Marco
Junio Bruto. Cicerón habla de su salida de la ciudad a finales de diciembre de
ese año para tomar el mando de la provincia, y dice:
"que
fue seguido por extraordinarios buenos deseos por parte de todos los hombres
buenos, porque había aliviado a muchos de la miseria, y había mostrado gran
calidez y bondad durante las recientes calamidades"
Volvió
a Roma en 45 a. C. En 44 a. C. César nombró a Pansa y a Aulo Hircio, que era su
colega como augur, para ser cónsules en el año 43 a. C. Poco después César fue
asesinado.
A
pesar de esto, y como estaba previsto, el 1 de enero del 43 a. C. tomó posesión
del cargo de cónsul con Hircio y tuvo que declarar su fidelidad a la
constitución existente. Los dos cónsules reclutaron
numerosos hombres para marchar hacia el norte a combatir a Marco Antonio, que
había sido declarado enemigo del Senado y tenía asediado a uno de los asesinos
de César, Décimo Bruto, en la ciudad de Mutina.
En
marzo, Pansa llegó a Bononia, la cual ya había sido ocupada por Hircio y
Octavio, pero al intentar unir sus fuerzas consulares con las de Octavio fue
atacado por Antonio dando lugar a la batalla de Forum Gallorum, la cual
concluyó con una derrota del sobrino del dictador.
Durante la batalla Pansa fue
herido de muerte y falleció pocos días después. Hircio compensó este desastre
con un ataque a las fuerzas de Antonio cuando volvían a Mutina. Antonio fue
derrotado, pero el cónsul cayó en combate.
Octavio
envió los restos de los dos cónsules a Roma donde fueron recibidos con honores
extraordinarios y enterrados en el campo de Marte. Algunas voces dijeron que había sido muerto por orden de
Octavio que esperaba deshacerse de los cónsules y después entenderse con Marco
Antonio.
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