Hipias de Élide, sofista griego de las primeras
generaciones, nació aproximadamente a mediados del siglo V a. C. y además fue
un joven contemporáneo de Protágoras y Sócrates. La mayor fuente de
conocimiento sobre él procede de Platón. Aparece en dos diálogos
platónicos (Hipias menor e Hipias mayor) además de una breve aparición en el
diálogo Protágoras.
Hipias de Élide fue el descubridor de la cuadratriz,
empleada para buscar la solución a dos de los tres problemas de la geometría
griega, la trisección del ángulo y la cuadratura del círculo.
Creador de los sistemas mnemotécnicos, por lo tanto,
se decía que era poseedor de una gran memoria.
Nació en la ciudad de Elis, capital de la Élide, hijo
de Diopites. Fue un hombre de carácter agrio, gran versatilidad y
descomunal memoria, sobre la que investigó creando varios sistemas
mnemotécnicos. Se ganó el respeto de sus ciudadanos-discípulos de tal modo que
fue enviado a varias ciudades dorias, sobre todo a Esparta y Sicilia, a
importantes embajadas. En Atenas conoció a Sócrates y otros grandes pensadores.
Jenofonte le llama un hombre de gran polimatia (saber enciclopédico).
Con la seguridad característica de los últimos sofistas, él se atribuía ser una
autoridad en todos los temas, y conferenció, en todos los eventos con éxito
económico, sobre filosofía, poesía, gramática, historia, política, arqueología,
matemáticas, geometría y astronomía.
Se jactaba de ser más popular que Protágoras, y
estaba preparado en cualquier momento para dar la dirección extemporánea de
cualquier persona a la asamblea de Olimpia, que estaba en su tierra natal. De
esta habilidad no hay duda alguna, pero es igualmente cierto que era
superficial. Su talento no era ofrecer conocimientos, sino dar a sus alumnos
las armas de la argumentación, para hacerlas fértiles en la discusión sobre
cualquier tipo de temas. Se dice que presumía de no vestir nada que no hubiese
hecho con sus propias manos, incluido el anillo y otros complementos (Hip. Men.
368b-d), o sea se ser autarkes, de bastarse a sí mismo y ser autosuficiente,
testimonio recogido por el Suda (A 1, DK) .
Dos diálogos de Platón, el Hipias mayor y el Hipias
menor, contienen una exposición de sus métodos, sin duda exagerados para
propósitos de argumentación, pero escritos con pleno conocimiento del tipo de
persona que era. Si nos atenemos a estos diálogos, hipias era un personaje algo
ampuloso, áspero y con poco sentido del humor. Disfruta con los halagos que -irónicamente-
le dedica Sócrates, y aparece como un hombre con el que sería difícil enfadarse
(W.K.C. Guthrie). Friedrich Ast niega la autenticidad de los diálogos, pero
debieron ser escritos por un escritor contemporáneo, pues fueron mencionados en
la literatura del Siglo IV a.c.. Aristóteles cita el Hipias Menor en
Metafísica , pero sin mencionar autoría. Indudablemente, ambos diálogos
representan la actitud de los pensadores serios frente a la creciente
influencia de los sofistas profesionales.
Sin embargo, no hay duda alguna que Hipias hizo un
servicio real a la literatura griega (y a sin dudar a toda la literatura, en
general) al insistir en el significado de las palabras, el valor del ritmo y
del estilo literario. Está acreditado con un excelente trabajo sobre Homero,
colecciones de literatura griega y extranjera, y tratados arqueológicos, pero
nada se ha conservado excepto unas notas mínimas. Él forma parte del enlace que
conecta los primeros grandes sofistas, Protágoras y Pródico de Ceos, y
los innumerables erísticos que hicieron caer su prestigio.
Aceptó la distinción entre physis y nomos propia de
la sofística, y defendió a la naturaleza frente a los nomoi.
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