«Yo te odiaba, y jamás ningún soldado te fue más fiel
durante todo el tiempo que mereciste ser amado; empecé a odiarte después de que
te convirtieras en el asesino de tu madre, de tu hermano y de tu esposa, y
luego en auriga, histrión e incendiario.»
EL TRIBUNO SIBRIO FLAVO, citado por Tácito, Anales,
LXVII.
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