lunes, 16 de febrero de 2015

ANTIGUO TESTAMENTO 20

ELÍAS Y SU DISCÍPULO

ELÍAS Y SU DISCÍPULO

 Elías y su discípulo Eliseo, paseaban por la orilla del Jordán. Elías tomó su manto y con él golpeó las aguas del río que, dividiéndose, permitieron que los dos pasasen en seco a la otra orilla. Entonces Elías pidió un último deseo a Elíseo, y éste dijo: "Quiero que se doble en mí tu espíritu".



ELÍAS Y EL CARRO DE FUEGO

ELÍAS Y EL CARRO DE FUEGO

 De repente apareció un deslumbrante carro de fuego, tirado por dos caballos que se paró ante ellos. Elías subió al carro que le transportó al cielo como una exhalación. Eliseo recogió el manto que se le había caído a Elías, y repitiendo el prodigio, cruzó a pie el río Jordán.



 FIN DEL REINO DE ISRAEL
 FIN DEL REINO DE ISRAEL

El castigo anunciado  por los profetas, se cumplió durante el reinado de Oseas. El rey d Asiria, Sargón, al frente de un poderoso ejército derrotó a los israelitas y Oseas, junto con 27.000 prisioneros fueron llevados en cautiverio a Nínive.   Así terminó el reino de Israel, que duró doscientos cinco años.


HISTORIA DE TOBÍAS
HISTORIA DE TOBÍAS

 Durante el tiempo del cautiverio, vivió un varón justo y temeroso de Dios al que el Señor cegó la vista para comprobar su fe en la voluntad divina. Ninguna queja salió de los labios de Tobias, que éste era su nombre, un día llamó a su hijo y le encargó que buscase un guía y fuese al país de los Medas a cobrar un préstamo que tiempo atrás hizo a un hombre llamado Gabelo. Un joven apareció en aquel instante y se ofreció a acompañarle.


 TOBÍAS DA CONSEJOS A SU HIJO

 TOBÍAS DA CONSEJOS A SU HIJO

 Tobías, antes de partir, dio a su hijo esos prudentes consejos:  "Honra a tu madre mientras vivas. Piensa siempre en Dios y no quebrantes ningún mandamiento. Compadécete de los pobres. Da lo que puedas pero con buena voluntad. No seas orgulloso y paga puntualmente a los que trabajan para ti. Lo que no te guste, no lo exijas a los demás. Evita las malas compañías y escucha los sabios consejos. Bendice siempre a Dios, y ruégale que dirija tus pasos".  Y dicho esto, bendijo Tobías a si hijo, que partió con su acompañante hacia el lejano país.



LA PESCA DEL JOVEN TOBÍAS

LA PESCA DEL JOVEN TOBÍAS

Un día, detuviéronse los viajeros a orillas del Tigris. Tobías quiso lavarse los pies en el río, y en ese instante, el joven vio un gran pez que se acercaba. Su compañero le ordenó que, con calma, agarrase al pez y lo sacase a la orilla. Así lo hizo, y su acompañante le dijo: "Sácale ahora la hiel que puede servirte más adelante y guárdala". Luego siguieron su camino, y llegados al término de su viaje, cumplieron el encargo de su padre y regresaron a Nínive.



TOBÍAS RECUPERA LA VISTA
TOBÍAS RECUPERA LA VISTA

 Pasado algún tiempo, el joven Tobías y su acompañante llegaron sin novedad a la casa de su padre, que ya les esperaba con impaciencia. Después que se hubieron abrazado, el compañero del joven Tobías le dijo: "Echa la hiel del pez que encontraste en los ojos de tu padre". Así lo hizo el muchacho e inmediatamente recobró la vista el anciano Tobías.


EL MISTERIOSO ACOMPAÑANTE
EL MISTERIOSO ACOMPAÑANTE


Lleno de alegría y tras dar gracias a Dios, el anciano quiso recompensar al acompañante de su hijo, pero éste dijo: "Yo soy el arcángel Rafael, uno de los siete que rodean a Dios. El Señor me ha enviado para ayudaros". Y diciendo esto, desapareció. 

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