Al comienzo de su principado Domiciano solía reservarse cada
día unas horas de intimidad, durante las cuales no hacía más que cazar moscas y
atravesarlas con una aguja muy afilada;y así, cuando un individuo preguntó si
había alguien dentro con César, Vibio Crispo le respondió, no sin razón:
"Ni tan siquiera una mosca".
( Suetonio en "Vida de Domiciano")
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