Fue autor de las célebres
reformas legislativas que llevan su nombre. Vivió en el siglo IV a.C. Fue
elegido tribuno en 376, y promulgó las famosas leyes, que son:
1ª En lo sucesivo no se
nombrarán tribunos consulares; se elegirán como antiguamente dos cónsules, uno
de ellos siempre entre los plebeyos.
2ª Nadie podrá poseer más de
500 fanegas de tierra del dominio público, ni mantener en ellas más de cien
cabezas de ganado mayor y quinientas de ganado menor.
3ª En todas las deudas que
existan entre los ciudadanos, se deducirán del capital los intereses ya
pagados, y el resto será reembolsado en tres años, por cantidades iguales.
4ª Los libros sibilinos serán
confiados a un colegio de diez hombres (decenviros) elegidos por mitad entre
los plebeyos, a fin de que no se pueda introducir en aquellos libros ninguna
falsificación en favor de los patricios.
El establecimiento de estas
leyes dio origen a una lucha que duró diez años, y en la que tuvo que
intervenir varias veces el dictador Camilo. Por fin ambos partidos hicieron las
paces, y Licinio fue elegido dos veces cónsul; en sus últimos años fue multado
con 10.000 ases por poseer más de quinientas fanegas de tierra del dominio
público, infracción notoria de la ley que él mismo promulgó.
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