El cirujano debe ser joven o por lo menos bastante joven;
tener mano fuerte, firme y nunca temblorosa, y saber usar tanto la derecha como
la izquierda. Debe tener buena vista y estar ansioso por curar al paciente,
pero sin dejarse conmover por sus lamentos hasta el punto de actuar con
precipitación o, por el contrario, de amputar menos de lo que haría falta. Y
ser capaz de realizar su tarea como si los gritos del paciente no tuvieran
ningún efecto.
( Celso en "La medicina" )
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