SILA.- Ariobarzanes es el legítimo rey de Capadocia
MITRÍDATES.-
¡Ariobarzanes es un pretendiente!
SILA.-
No, según el Senado del Pueblo de Roma. Me ha encargado el Senado del Pueblo de
Roma la reinstauración en el trono del rey Ariobarzanes y que me asegure de que
el Ponto y Armenia abandonan las tierras de Capadocia.
MITRÍDATES-
¡No es asunto de Roma!
SILA.-
Todo lo que sucede en el mundo es asunto de Roma . Marchaos de aquí, rey
Mitrídates.
MITRÍDATES-
¡Capadocia es mi patria tanto como el Ponto!
SILA.-
No, no lo es. Regresad al Ponto.
MITRÍDATES.-
¿Pensáis obligarme a ello con vuestro ridículo ejército?. ¡Mirad esos cien mil
hombres, Lucio Cornelio Sila!
SILA.-
Cien mil bárbaros. Me los comeré.
MITRÍDATES.-
¡Lucharé! ¡Os advierto que lucharé!
SILA.-
¡Dejaos de amenazas y largaos!. Volved a vuestro país, rey Mitrídates. Dentro
de ocho días me pondré en marcha hacia Eusebia Mazaca para reponer al rey
Ariobarzanes en el trono. Si os oponéis, aniquilaré vuestro ejército y os
mataré. Ni el doble de hombres de los que ven mis ojos podrían impedírmelo.
MITRÍDATES.-
Tan sólo tenéis un ejército de 20.000 soldados.
¡Si ni siquiera tenéis soldados romanos!. Yo dispongo aquí de 100.000, y
además tengo a punto otros 100.000 en mi reino del Ponto.
SILA.-
Son lo bastante romanos, rey Mitrídates. Los ha equipado y preparado un romano,
y lucharán como romanos, os lo aseguro. ¡Marchaos!
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