sábado, 14 de julio de 2018

ARENGA DE CAYO MARIO A LAS MILICIAS SENATORIALES Y DEL ORDO EQUESTER, PARA FRENAR LOS DISTUBIOS Y LA REBELIÓN PROLETARIA DE LUCIO APULEYO SATURNINO DENTRO DEL SAGRADO POMERIUM DE ROMA



No olvidéis muy severamente que somos romanos y que vamos a entrar en la ciudad de Roma. Vamos a cruzar el pomerium sin ordenar que entren las legiones de Marco Antonio que se encuentran en el campo de Marte, esperando la ocasión de su merecido desfile triunfal. Nosotros podemos hacer frente a la situación y no hay necesidad de recurrir a un ejército profesional. En mi calidad de primer cónsul de Roma, prohíbo rotundamente todo tipo de violencia que no sea la estrictamente necesaria, y os advierto solemnemente, en particular a los jóvenes, que no ha de alzarse una sola espada contra quien no esgrima la espada. Llevad bajo el escudo palos y estacas y sacudid de plano con la hoja de la espada. Siempre que podáis, arrebatad las armas de madera a los revoltosos, envainad la espada y atacad con la madera. ¡No quiero montones de cadáveres en el corazón de Roma! Traería mala suerte a la república y sería su fin. Lo que tenemos que hacer hoy es evitar la violencia, no causarla.

 

Sois mi ejército  pero pocos de vosotros habéis servido a mis órdenes hasta hoy. Así que tomad buena nota de mí única advertencia: quienes desobedezcan mis órdenes o las de mis legados morirán. No es momento de andarse con distingos ni facciones. Hoy no hay clases de romanos; sólo romanos. Sé que hay entre vosotros muchos que detestan a los proletarios y a los de las clases humildes, pero yo os digo, ¡oídlo bien!, que un proletario es un romano, y que su vida es tan sagrada y bajo el amparo de la ley como la mía y la vuestra. ¡¡No habrá ningún baño de sangre!! Si reparo en un solo conato de matanza, me acercaré en persona a donde lo vea y alzaré mí espada contra quien sea, y, con arreglo a las cláusulas del decreto del Senado, sus herederos no podrán exigirme responsabilidad alguna si lo mato. Recibiréis órdenes solamente de dos personas: de mi y de Lucio Cornelio Sila. No de ningún otro magistrado curul al que el decreto confiera potestad. No atacaremos mientras no lo ordenemos yo o Lucio Cornelio. Y lo haremos lo más suavemente posible. ¿Entendido?


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