sábado, 7 de julio de 2018

MOVIMIENTOS DE LOS EJÉRCITOS GALOS CONTRA CÉSAR



El avance de un ejército galo era muy diferente a una marcha romana, incluso diferente a una a paso ligero, porque ellos corrían a un paso largo incansable que devoraba los kilómetros. Cada guerrero iba acompañado del portador del escudo, su esclavo personal y un poni cargado con una docena de lanzas, una camisa de cota de malla si la tenía, comida, cerveza, el chal a cuadros de color verde musgo y naranja terroso y un pellejo de lobo para calentarse por la noche; los dos criados llevaban las cosas personales que les hacían falta a la espalda. Tampoco corrían en ninguna clase de formación. Los más veloces eran los primeros en llegar a sus objetivos, los más lentos los últimos. Pero el último hombre de todos no llegaba, pues aquel que llegaba el último al lugar acordado para congregarse, era sacrificado a Esus, el dios de la batalla, y su cuerpo se colgaba de una rama de un roble en el bosque, ya que el roble se consideraba el árbol sagrado por parte de los druidas galos.



 



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