La Helépolis o Helépola (en griego ἑλέπολις, tomadora o conquistadora de
ciudades) fue una antigua maquinaria de asedio, en concreto un tipo de torre de
asedio o bastida de grandes proporciones, desarrollada durante el reinado de Alejandro
Magno, y que se utilizó con gran éxito en el asedio de distintas ciudades
del periodo helenístico. La más célebre fue la construida por Epímaco de
Atenas para Demetrio I de Macedonia para sitiar lugares
fortificados.
Las helépolis eran útiles por la artillería que se
concentraban en ellas, sobre todo por las piezas de artillería de calibre
variado que guarnecían todos los pisos.
Según Bitón, el macedonio Posidonio, durante
el reinado de Alejandro, construyó una de 14,50 m. La mayor parte de la
estructura era de madera, de pino y abeto para los tabiques, de roble y fresno
para los elementos rodantes, ejes, ruedas, puntales y vigas maestras. En el
penúltimo piso había puentes voladizos provistos de aparejos para alzarlos. Entre
las vigas de la plataforma de la base se habían colocado grandes ruedas, en
posición vertical, que como si fueran jaulas de ardilla, que eran capaces de
mover las ruedas motrices de la torre; servían como dispositivo de apoyo,
después de que la torre fuera llevada hasta cerca de la muralla.
Cuando Demetrio Poliorcetes iba a sitiar
Rodas, propuso construir una máquina, que se llamaría la Conquistadora de
ciudades. Su forma era la de una torre cuadrada. Reposaba sobre cuatro ruedas
de madera. Fue dividida en nueve pisos: los de más abajo contenían las máquinas
para lanzar las grandes piedras, los pisos intermedios, grandes catapultas para
disparar lanzas y en los niveles superiores, otras máquinas para arrojar
piedras más pequeñas, junto con catapultas más pequeñas. Era manipulada por 200
soldados, además de los que la manejaban girando el gran cabestrante que
accionaban las ruedas a través de una correa. Resultó extremadamente lenta pero
extremadamente fuerte.
MONEDA DE DEMETRIO POLIORCETES |
En el gran sitio de Rodas (305 a. C. /304 a. C.),
Demetrio empleó una helépolis contra los combatientes de Rodas de unas
dimensiones aún mayores y complicó la construcción, tras haber intentado montar
dos de ellas, en el puerto, sobre dos pares de barcos.
La nueva helépolis, además de ocho enormes ruedas
sólidas, con cubiertas de madera de casi un metro de grosor, tenía también
ruedas de pivote para permitir su desplazamiento lateral, así como aligerar la
presión de esta estructura sobre el suelo. Su forma era la de una gran torre
afilada, cuyos lados medían unos 41,1 metros de alto y 20,6 metros de ancho,
con lo que rebasaba las torres de las murallas de Rodas.
Unas vigas paralelas, con menos de medio metro de
separación que formaban parte del piso inferior, podían alojar entre ellas a
casi un millar de hombres para propulsarla desde el interior. Hacían falta
muchos más en el exterior para imprimirle velocidad. Diodoro Sículo dice
que fueron seleccionados 3.400 soldados, los más fuertes, para mover la
helépolis.
Los tres lados que estaban expuestos al ataque, eran
resistentes al calor al ir protegidos con planchas de hierro, por si los rodios
intentaban prenderle fuego. Al frente de cada piso había un portón, que estaba
protegido por unos postigos, hechos de pieles cubiertas con lana, que se podían
abrir o cerrar mecánicamente, para amortiguar los impactos de los proyectiles
de piedra lanzados por los defensores.
Cada uno de los nueve niveles tenía dos amplios
tramos de escaleras, tanto para ascender, como para descender. En cada planta
estaban las armas que lanzaban los proyectiles tales como las balistas y
catapultas, que eran las más pequeñas, y más grandes en otros niveles. En las
plantas superiores estaban los lanzadores de piedras (litóbalos), y toda una
serie de máquinas lanzadoras, como los oxibeles (enormes y evolucionados
gastrafetes) y las balistas que disparaban tanto flechas como jabalinas y eran
menos pesadas que las catapultas. En las plantas inferiores estaban instaladas
catapultas y otras máquinas lanzadoras de inmensos proyectiles de piedra, de
casi 90 kg de peso.
En suma, esta helépolis era una descomunal torre de
asedio, que requería más de medio kilómetro de terreno desbrozado y
terraplenado hasta las murallas, que rodaba a mayor velocidad que sus «hermanas
pequeñas», que estaba provista de varios niveles de plataformas con múltiples
máquinas lanzadora, y que era una eficacísima máquina de asedio, aunque
careciera de salientes voladizos y de rampas, desde los que las tropas pudieran
lanzarse al asalto de las fortificaciones enemigas.
La helépolis fue construida por Epímaco de Atenas,
y Diéclides de Abdera escribió una descripción fiel de ella. Ha sido sin
ninguna duda el ingenio más grande y destacable de su clase que se ha erigido
nunca. Otra descripción, la más completa, es la que facilita Diodoro Sículo:
Habiendo reunido cierta cantidad de materiales
variados, hizo construir una máquina llamada helépola, de un tamaño muy
superior a las anteriores. En efecto, le dio a cada uno de los lados de la
plataforma cuadrada una longitud de cerca de 50 codos (22,20 m), fabricando un
conjunto de piezas de madera de sección cuadrada unidas con hierro. Compartimentó
el espacio interior por medio de tabiques distantes unos de otros cerca de un
codo (44,40 cm), de manera que pudieran caber aquellos que debían empujar la
máquina hacia adelante. Toda esa masa era móvil, pues era soportada por ocho
ruedas, sólidas y de grandes dimensiones; sus llantas de madera tenían un
grosor de 2 codos y estaban rodeadas de sólidas placas de hierro. Para los
movimientos laterales se habían dispuesto inversores, gracias a los cuales toda
la máquina podía ser desplazada fácilmente en cualquier sentido. En los ángulos
había mástiles de igual longitud, algo inferior a 100 codos, que habían
recibido una inclinación tal que, en el edificio, que tenía nueve pisos de
altura, el primero tenía una superficie de 43 escenas y el último de nueve. Tres
de las caras de la máquina fueron cubiertas exteriormente con placas de hierro
clavadas, para que las flechas incendiarias no le causaran ningún daño. Los
pisos, por el lado del enemigo, tenían ventanas, cuyo tamaño y forma estaban
adaptados a las características de los ingenios arrojadizos que se quería
utilizar; las ventanas tenían postigos que se podían levantar por medio de una
máquina y que garantizaban la protección de aquellos que, en los diferentes
pisos, estaban encargados del servicio de las armas arrojadizas, pues estos
postigos estaban revestidos con pieles y rellenos con lana, para amortiguar los
golpes de los lanzadores de piedras (litóbolos). Cada piso tenía dos escaleras;
una de ellas se utilizaba para subir los materiales necesarios, y la otra para
descender, de modo que todo el servicio se realizara sin desorden. Aquellos que
estaban encargados de mover la máquina habían sido elegidos entre todo el
ejército a causa de su fuerza y eran un total de 3.400; algunos de ellos
estaban encerrados en el interior, otros dispuestos detrás y a los lados y
todos empujaban hacia delante la máquina, cuyo movimiento se veía muy facilitado
por procedimientos técnicos.
Después del sitio, la máquina fue abandonada y el
pueblo de Rodas fundió sus placas metálicas y con los materiales se construyó
el Coloso de Rodas. Posteriormente el nombre de helépolis fue aplicado a
las torres móviles que transportaban arietes, así como a las máquinas para
disparar lanzas y piedras.
Hola, podrías poner el nombre del autor de la pintura con el asedio de Tiro?, mi nombre es Ernest Descals, gracias y saludos.
ResponderEliminar