Una largatija ahogada en la orina de un hombre inhibe el
deseo sexual del que la ha matado. Producen inhibición también los caracoles y
los excrementos de paloma, tomados con aceite y vino. La parte derecha de un
pulmón de buitre, colgada como amuleto en una piel de grulla, excita el deseo
sexual del hombre; igual como si se toma a sorbos, con miel, la yema de cinco
huevos de paloma, mezclada con un denario de grasa de cerdo; o si se toman en
la comida gorriones o sus huevos; o si se cuelga como amuleto, envuelto en una
piel de carnero, el testículo derecho de un gallo.
( Plinio en "Historia natural")
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