martes, 7 de julio de 2015

SOFONISBA

El inagotable acervo de historias particulares que a través de los tiempos han tenido que ver con Roma, nos lleva hoy a recordar esta, de corte bastante trágico, que involucra a Sofonisba, hija del general cartaginés Asdrúbal, hermano del temible Aníbal, quizás el enemigo más letal de la gran urbe. Los hechos se ubican en el siglo III a.C.; Sofonisba, hasta donde se sabe una bella y atractiva joven, creció, como la mayoría de los cartagineses, con un odio feroz en contra de Roma.
Por su condición de mujer, su padre Asdrúbal había arreglado su destino matrimonial y la prometió como esposa a Masinisa, rey de los númidas masilios (región oriental de Numidia), pero las conveniencias bélicas y de alianzas políticas en contra de los romanos, llevaron a Asdrúbal a romper el compromiso inicial con Masinisa y entonces concedió en matrimonio a Sofonisba con Sifax, rey de los númidas masesilios (en la zona occidental de Numidia).
Corría la época de la segunda Guerra Púnica y Roma trataba de recuperarse de la terrible derrota de Canas a manos de Aníbal, mientras que Asdrúbal amenazaba con reforzar a su hermano. Los romanos vencieron en Siracusa y trataban de mantener aislado a Aníbal en Capua, pues era una prioridad en su estrategia impedir el enlace entre los dos hermanos cartagineses. Mientras algunas legiones detenían a Aníbal, los cónsules Livio Salinator y Claudio Nerón salieron para enfrentarse con Asdrúbal. En las cercanías del río Metauro, al este de los Apeninos, se encontraron cartagineses y romanos. Ganó Roma esta vez, y para comunicar a Aníbal la derrota y muerte de su hermano, arrojaron la cabeza de Asdrúbal en el campamento del general cartaginés, quien al verla, dicen que exclamó: “Ahí reconozco la fortuna de Cartago”.


Era el año 207 a.C. y la guerra se había reanudado en Hispania; el joven general romano, Publio Cornelio Escipión, hijo del primogénito de los Escipiones, se había apoderado de Cartagena, que era el arsenal, la fortaleza y el tesoro de los Barca. Escipión derrotó sucesivamente a todos los generales cartagineses y ganó como aliado para la causa de Roma al jefe númida Masinisa.
La serie de batallas continuó entre cartagineses y romanos (y sus aliados) y en una de esos enfrentamientos, en Cirta (hoy Argelia), Sofonisba fue hecha prisionera por Masinisa, mientras que los ejércitos del propio Sifax también caían derrotados.
De acuerdo con el autor Bocaccio, Masinisa quiso librar a su exprometida de ser convertida en esclava de Roma, por lo que decidió casarse con ella. La noticia llegó a oídos de Escipión y no le agradó en lo absoluto, pues sabía perfectamente que se trataba de la hija de Asdrúbal, por lo que emplazó y presionó a Masinisa a elegir entre el amor de su esposa o el cumplimiento del pacto de fidelidad y paz con Roma. Masinisa no tuvo muchas opciones y, un día, mientras cabalgaba junto a la bella Sofonisba, en algún momento de descanso le ofreció una copa con veneno que ella bebió heroicamente, como si se tratase de un brindis final. Después de eso, Masinisa se presentó ante Escipión y colocó a sus pies el cadáver de la mujer.

La guerra tuvo su desenlace final con la batalla de Zama, ganada por Publio Cornelio Escipión. Cartago pidió la paz y aceptó las rigurosas condiciones que le impuso Roma, por lo que renunció a los territorios de Hispania, entregó la totalidad de su flota y armamento (icluidos los elefantes), liberó a todos los prisioneros, pagó un tributo de diez mil talentos, reconocieron a Masinisa como rey de Numidia y se comprometieron a no tomar las armas, ni aun para defenderse, sin el consentimiento de Roma.

(Artículo encontrado en internet)



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