jueves, 18 de diciembre de 2014

LOS DESPOJOS DE GUERRA


Esta es una de las razones por las que las campanas se desarrollan en verano y a principios de otoño: el campo estará preñado de alimento con el que mantener a un ejercito en marcha. El hecho de que los campesinos necesiten estas mismas cosechas y rebaños para sobrevivir al invierno no es algo que cruce por la mente de un soldado con demasiada frecuencia.


No obstante, los costes humanos y económicos acarreados por un ejercito romano en marcha por su territorio sirven en si mismos como incentivo para que los vecinos de Roma mantengan la paz. Los legionarios y los auxiliares incuban un enorme deseo de revancha contra los dacios y los partos por haber llevado una miseria similar al corazón de las provincias de Mesia, Panonia y Siria, y estos soldados saben de lo que hablan, porque ellos mismos lo han hecho en incontables ocasiones.


Esta es la parte de la campaña en la que la caballería, tanto legionaria como auxiliar, se gana el pan. Las caravanas de suministros y las partidas de aprovisionamiento resultan vulnerables a los ataques y las emboscadas enemigas, porque por lo general los nativos suelen tomarse fatal que dichas partidas se dediquen a devastar sus campos, lo que resulta bastante comprensible. (Aunque también se han dado casos en los que ha sido el propio gobernante de la región invadida quien lo ha hecho al empezar la guerra, con el argumento de que los romanos van a hacerlo de todas formas, y así al menos se evita que obtengan suministros con ello.)

 

Por ello, la caballería estará sobrecargada de trabajo ofreciendo protección a las caravanas de suministros y evitando que las partidas de aprovisionamiento se vean copadas por ataques repentinos, además de formar la retaguardia y las partidas avanzadas y de lanzar misiones de reconocimiento. Como consolación, los jinetes saben que si se llega a plantear un asedio la caballería tendrá poco que hacer, aparte de sentarse a mirar como los legionarios se pegan cabezazos contra los muros de la plaza enemiga, aunque cuando falten efectivos los jinetes desmontaran y se unirán al asalto.

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