Fulvia
(77 a. C.-40 a. C.) fue una dama romana que vivió en el siglo I a. C. Fue la
primera mujer no mitológica en aparecer retratada en las monedas romanas. Según
Plutarco, Fulvia no tenía ningún interés en las labores del hilado, ni en el
hogar ni en un marido que no tuviera como objetivo la vida pública. Quería
gobernar, tenía ansias de poder y deseaba ser comandante en jefe. Habría de ser
recordada en la historia de la República romana tardía por su ambición y su
actividad política. El historiador afirmó que la reina Cleopatra VII de Egipto
estaba en deuda con ella por haber enseñado a Marco Antonio a obedecer la
autoridad de una mujer.
Fulvia
nació como Fulvia Flaca Bambalia (Fulvia Flacca Bambalia), aunque también se la
conoce como Fulvia Bambalia (Fulvia Bambalia). Nació y creció ya sea en Roma o
Tusculum, Italia. Fulvia era miembro de los Flaco (Flacci), rama de la gens
Fulvia que provenía de Tusculum. De familia plebeya, varios miembros lograron
ser cónsules y se habían convertido en senadores. Fulvia fue el único
descendiente directo de Marco Fulvio Flaco Bambalio y Sempronia Graca. Su padre
recibió el apodo Bambalio debido a la vacilación en su discurso. Su abuelo
paterno era Marco Fulvio Flaco (cónsul 125 a. C.), que había sido un aliado de
los políticos Tiberio Graco y Cayo Graco.
Sus
abuelos maternos eran el célebre Cayo Graco y Licinia Crasa. A través de su
abuelo materno era también sobrina nieta de Tiberio Graco, descendientes abuelo
y tío abuelo del general romano Escipión el Africano, y del general romano
Lucio Emilio Paulo Macedónico. A través de su abuela materna era descendiente
de la gens Licinia y de la gens Claudia. Cuando su madre murió en 63 a. C.
Fulvia heredó la gran fortuna de los Graco. Su padre aún vivía cuando ella se
casó con Publio Clodio Pulcro.
Su
primer esposo fue Publio Clodio Pulcro, un demagogo político, famoso por causar
inestabilidad en los asuntos internos de Roma, a menudo involucrado en
conspiraciones y que recurría a la violencia. Se dice que Fulvia apoyó
financieramente la carrera de su marido e inspiró la mayoría de sus acciones.
Fulvia le dio una hija llamada Claudia. Durante este período, la joven Fulvia
se vio metida en una serie de intrigas y conspiraciones.
Clodio
actuó entonces contra Cicerón y Catón el Joven. A Marco Tulio Cicerón, sus
propiedades le fueron confiscadas por orden de Clodio, su casa en el Palatino
derribada, y su cargo puesto a la venta mediante subasta. La persecución de Cicerón
era un asunto personal para Clodio. Tras la partida de César a las Galias,
Clodio se convirtió en el dueño de Roma, con la ayuda de su banda personal, una
de las muchas que actuaban en aquel momento en la ciudad. En el año 57 a. C.,
un tribuno propuso que se le permitiera la vuelta del exilio a Cicerón, por lo
que Clodio recurrió a la violencia para impedir la aprobación de esta medida.
Sus esfuerzos fueron no obstante frustrados por Tito Anio Milón, quien reunió
una banda propia lo suficientemente fuerte como para controlar a la banda de
Clodio. Furioso, Clodio atacó a los trabajadores que reconstruían la casa de
Cicerón con dinero público, asaltando al propio Cicerón en la calle, y
prendiendo fuego a la casa del hermano del orador, Quinto Tulio Cicerón. Aquí
comienzan una serie de acontecimientos que enfrentan al marido de Fulvia con
Milón y Cicerón.
Mientras
Milón era candidato al consulado y Clodio aspiraba al proconsulado, ambos
rivales reunieron sus bandas, que se enfrentaron en las calles de Roma.
Finalmente, el 18 de enero del 52 a. C., Clodio fue asesinado cerca de
Bovillae. Sus enfurecidos seguidores establecieron su pira funeraria en el
propio edificio senatorial, dejando viuda a
una ambiciosa Fulvia de veinticinco años, que pasaría a encabezar en la sombra
la facción de su primer marido, acumulando rencor y vengándole tiempo después.
Su
viudez no duró mucho. Pronto se casó con Cayo Escribonio Curio, un influyente y
talentoso tribuno cuya defección a César, a cambio de un enorme soborno, cambió
el equilibrio en favor de Julio César en su lucha con el Senado romano en 50 a.
C. Con el estallido de la Guerra Civil, César confió en Curión para una
expedición para conquistar África. Pero, mal informado sobre el ejército
enemigo, sufrió una grave derrota frente al rey Juba I de Numidia en la que
murió y sus tropas fueron aniquiladas (49 a. C.).
La
propia carrera política de Fulvia se inició con su tercer matrimonio, con el
futuro triunviro romano Marco Antonio. Plutarco escribió que ella necesitaba
maridos con un activo político y el ambicioso Antonio estaba altamente
cualificado. Como Publio Clodio Pulcro había hecho anteriormente, Marco Antonio
estaba feliz de aceptar el dinero de Fulvia para impulsar su carrera. Antonio
cambió el nombre de la antigua ciudad griega de Eunemia o Eumeneia a Fulvia, en
honor a ella.
Fulvia
y Antonio tuvieron dos hijos:
Marco
Antonio Crético (47 a. C.-1 de agosto de 30 a. C.) y
Julio
Antonio Crético (45 a. C.-2 a. C.).
A
raíz del asesinato de Julio César el 15 de marzo de 44 a. C., Antonio formó el
segundo triunvirato con Octavio (el futuro emperador Augusto) y Marco Emilio
Lépido y se embarcó en una salvaje proscripción. Para solidificar la alianza
política, Fulvia ofreció a su hija, Claudia, al joven Octaviano como esposa.
Antonio persiguió y proscribió a sus enemigos políticos, principalmente a Marco
Tulio Cicerón, que le había criticado abiertamente en las Filípicas. Fulvia
exhibió la cabeza y las manos de Cicerón en el Foro, cortados por un centurión,
Herenio (Herennius).
Fulvia
estaba complacida al vengarse así de Marco Tulio Cicerón no sólo por Antonio,
sino también por Publio Clodio Pulcro. Dión Casio describió la alegría con la
que atravesó la lengua del muerto Cicerón con sus horquillas de oro, como una
última venganza contra la "lengua" de Cicerón.
Sobre
la muerte de Cicerón y lo que hizo Fulvia, esposa de Marco Antonio. (Extraído
de Dión Casio; Historia romana; Editorial Gredos, Traducción de Juan Pedro
Oliver Segura.):
“Y cuando
les enviaron la cabeza de Cicerón (pues cuando huía fue apresado y degollado),
Antonio, después de dirigirle muchos y desagradables improperios, ordenó que la
colocaran en un lugar destacado, más visible que las demás, en la tribuna de
oradores , allí desde donde había pronunciado tantas soflamas contra él, y allí
se podía ver junto con su mano derecha, que le había sido amputada, y Fulvia
cogió la cabeza con las manos, antes de que se la llevaran, y, enfurecida con
ella y escupiéndole, la colocó sobre las rodillas y abriéndole la boca le
arrancó la lengua y la atravesó con los pasadores que utilizaba para el pelo,
al tiempo que se mofaba con muchas y crueles infamias.”
Poco
después, tras el reparto de los triunviros, Antonio se fue a Egipto, donde se
reunió con Cleopatra VII mientras Octaviano se quedaba en Italia
reorganizándola. Estas acciones causaron disturbios políticos y sociales.
Fulvia recibió el divorcio de Octaviano y Claudia como un insulto a su familia
y decidió actuar. Junto con Lucio Antonio, el hermano de Marco Antonio, reunió
ocho legiones en Italia para luchar por los derechos de Antonio contra Octavio.
El
ejército resistió en la Roma ocupada por un corto tiempo, pero finalmente se
retiró a Perusia (la actual Perugia). Sitiados por las tropas de Octavio y
hambrientos, Fulvia y Lucio Antonio se rindieron, en el invierno de 41 a. C. -
40 a. C. Fulvia fue exiliada a Sición (Sicyon), donde falleció de una
enfermedad repentina, mientras Antonio se dirigía a
reunirse con ella. Aún no tenía cuarenta años.
Su
muerte abrió una esperanza de conciliación para Octavio y Antonio. Ahora el
viudo de Fulvia se casó con la única hermana del triunviro Octavio, Octavia. El
destino de la hija de Fulvia después de su divorcio se desconoce. Su hijo
Antilo fue decapitado por Octaviano en Alejandría¨en 30 a. C.
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