En la
primera ilustración vemos al emperador Honorio intentando parecer un jefe
militar, en una placa de marfil de 406. Revestido de una elaborada armadura,
sostiene un orbe coronado por una victoria y un estandarte con las palabras «En
nombre de Cristo, que siempre venzas». La realidad era menos gloriosa. Honorio
nunca entró en combate y sus ejércitos triunfaron sobre muy pocos enemigos
aparte de derrotar usurpadores.
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