[…]
se redactó un decreto senatorial disponiendo que cuatro mil libertos
contaminados por tal superstición y que estaban en edad idónea fueran
deportados a la isla de Cerdeña para reprimir allí el bandolerismo; si perecían
por la dureza del clima, sería pérdida pequeña; los demás debían salir de
Italia si antes de un plazo fijado no habían abandonado los ritos impíos.
(
Tácito )
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