En ningún caso de los que
anteriormente habían llegado a la dignidad imperial fue tan grande la universal
complacencia. No se trataba ya de la esperanza de alcanzar el uso y disfrute de
bienes públicos y privados, sino de la certeza de poseer la plenitud de una
próspera fortuna y de que a sus puertas aguardaba la felicidad. Y así, no otra
cosa era dable sino ver a través de las ciudades altares, ceremonias
religiosas, sacrificios rituales, hombres con blancas vestiduras y coronas de
guirnaldas, radiantes, manifestando sus buenas disposiciones a través de la
alegría de su mirada; festejos, asambleas, certámenes musicales, carreras de
caballos, cánticos y bailes, celebraciones nocturnas al son de las flautas y
cítaras, regocijos, desenfrenos, holganzas y todas las clases de placeres que proporciona
cada uno de los sentidos.
Pasión por los romanos. Un blog de divulgación creado por Xavier Valderas que es un largo paseo por el vasto Imperio Romano y la Antigüedad, en especial el mundo greco-romano.
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