César nunca anunciaba por adelantado ni la hora de la marcha
ni la del combate, sino que quería que sus tropas estuvieran en todo momento
preparadas y alerta para poder dirigirse sin previo aviso donde quisiera. Cosa
que hacía muchas veces, sin motivo, principalmente en día lluviosos o festivos.
Además les decía, a menudo, que no le perdiesen de vista, ya fuese de día o de
noche, y forzaba la marcha para cansar a los rezagados.
( Suetonio )
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