Un senador llevó a su hijo a una sesión del senado, pero le
hizo prometer que no referiría a nadie las deliberaciones que había oído.
Aquella misma noche, la madre del niño no paró de preguntarle, insistiendo en
que le contara qué era lo que habían discutido los senadores. Para que no
siguiera importunándole, el chico dijo que el Senado había debatido la cuestión
de si cada hombre debía tener dos esposas o si cada mujer debía tener dos
maridos. Ella prometió que no diría nada a nadie, pero al día siguiente la
curia del Senado estaba rodeada de mujeres que suplicaban entre lágrimas que se
aprobara que cada mujer tuviera dos maridos. Los senadores pensaron que sus
esposas se habían vuelto locas.
( Aulo Gelio en "Noches Áticas" )
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