Mario, siendo totalmente
inculto, era supersticioso; pero su natural agudeza era tal, que toda
superstición por él alimentada se adaptaba para servir a sus propios intereses.
Durante su vejez, tomó el hábito de relatar un suceso ocurrido, según él,
durante su niñez. Mientras caminaba por el campo "decía" recogió en
sus brazos y guardó entre los pliegues de su toga un nido de águilas que
contenía siete aguiluchos, y que había sido barrido de los acantilados por un
fuerte viento. Sus padres, de inmediato, hicieron interpretar el presagio por los
augures y éstos dijeron que el niño estaba destinado a ser el más grande hombre
del mundo y que antes de morir alcanzaría siete veces la suprema posición en el
Estado.
NOTA MÍA: LO EXTRAÑO DE ESTO ES
QUE UN ÁGUILA NO PONE MÁS DE 3 HUEVOS
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