-Cuestores
(o indagadores): eran los funcionarios de Hacienda que velaban por la tesorería
y libraban los pagos. Cuando Roma era sólo algo parecido una modesta alcaldía eran
dos, pero en la época de César el Estado había crecido tanto que ya eran cuarenta.
-Ediles:
eran el equivalente a los concejales municipales. Solían ser cuatro.
-Pretores:
eran altos funcionarios de algo parecido al ministerio de Justicia y del de Interior.
Ocupaban el lugar de los cónsules cuando éstos se ausentaban de la ciudad. En la
época de César eran ya dieciséis.
-Cónsules
(palabra que significa asociados): eran algo parecido a los presidentes de gobierno
con poderes casi absolutos. Presidían el Senado y los comicios y capitaneaban
el ejército. Como eran dos y sus decisiones debían ser colegiadas, muy a menudo
estaban enfrentados y no llegaban a decisión ninguna. Los romanos no lo
lamentaban: de este modo se evitaba que uno de ellos acaparara demasiado poder
y cayera en la tentación de proclamarse rey. Es que en Roma el mando único
estaba muy desprestigiado porque traía aciagos recuerdos de cuando fue
monarquía. La palabra rey era tabú hasta el punto que, cuando se restauró la
monarquía hereditaria, los reyes jamás se atrevieron a usar tal título y se
contentaron con el de emperador, aunque sus poderes fueran tan absolutos y
hereditarios como los de cualquier monarca antiguo.
-Otros
cónsules salientes (los consulares) eran nombrados censores, un importante
cargo quinquenal cuyo cometido consistía en elaborar y mantener al día el censo
de los ciudadanos, actualizándolo por clases según la fortuna de cada
individuo. También designaban a los nuevos senadores y velaban por la pureza de
las costumbres.
Los
cargos gubernativos más bajos (cuestores y ediles) tenían solamente potestas,
es decir, poder administrativo; pero los más altos (pretores, cónsules, procónsules)
estaban dotados, además, de imperium, poder de vida y muerte, cuyo
carácter sagrado confería inviolabilidad. Cuando ejercían su cargo, los
magistrados con imperium iban precedidos y escoltados por un
número variable de soldados (lictores) que portaban al hombro las fasces,
o haces de varas de azotar, símbolo del poder coactivo que otorgaba el cargo.
Aparte
los romanos también crearon para su gobierno la figura del dictador, al que se
le otorgaba temporalmente poderes absolutos, y así ocurría cuando el Estado
estaba en gravísimo peligro o riesgo, que requería la resolución pronta y rápida
de una sola persona con todos los poderes absolutos y que nada ni nadie le
obstruyera en sus decisiones de resolver la grave crisis.
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