sábado, 28 de enero de 2017

CORNELIA, MADRE DE LOS GRACOS, DEL PINTOR ALEMÁN PHILIPP FRIEDRICH VON HETSCH




Hija de Publio Cornelio Escipión el Africano y de Emilia Tercia, se desposó con Tiberio Sempronio Graco (cónsul en 177 a. C. y en 163 a. C.) tras la muerte de su padre. Fue madre de doce hijos, pero los únicos que llegaron a la edad adulta fueron Tiberio Sempronio Graco, Cayo Sempronio Graco y Sempronia, quien se desposó con su primo, Publio Cornelio Escipión Emiliano.

Fue una mujer culta y de carácter fuerte. Después de la muerte de su esposo (153 a. C.), rechazó la propuesta de matrimonio con el rey de Egipto, Ptolomeo VIII Evérgetes, para consagrarse a la educación de sus hijos. Formó parte de la familia patricia que más se entregó a la defensa de la cultura helenística que entonces empezaba a asentarse en Roma. A edad muy avanzada, le fue erigida a tan insigne dama una estatua de bronce en el Foro Romano, de la cual se conserva la base con el epígrafe: Cornelia Africani F. Gracchorum (Cornelia, hija del Africano y madre de los Gracos). Fue la primera estatua pública en honor a una mujer expuesta en Roma.

En sus Vidas Paralelas de Tiberio y Cayo Sempronio Graco, Plutarco afirma que Cornelia gustaba del trato con las gentes, y se mostraba muy hospitalaria para con sus invitados. Recibía en su casa a filósofos griegos y toda clase de literatos. Se dice que llevó con gran entereza y magnanimidad sus infortunios, pues había sobrevivido a su padre, a su esposo, a sus hijos y demás familiares y amigos. Sus últimos años de vida los pasó en su villa de los campos misenos, hablando de su padre y de sus hijos a sus visitantes, como si se tratara de hombres de una época pasada.

Dante Alighieri la cita en la Divina Comedia, como uno de los espíritus que se encuentran en el Limbo.
En el cuadro vemos a Cornelia dando a conocer ante la mujer que alardea de sus joyas que ella considera a sus hijos como sus verdaderos tesoros.





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