Cambises II ―llamado en persa کمبوجیه
Kambujiya― (muerto en 522 a. C.) fue un rey de Persia entre el 530/529 y el 522
a. C. de la dinastía aqueménida, hijo y heredero del fundador del
Imperio persa, Ciro II el Grande.
Cuando Ciro II conquistó Babilonia en 539 a. C.,
Cambises fue el encargado de dirigir las ceremonias religiosas (según cuenta la
Crónica de Nabónido), y en el cilindro que contiene la proclamación de Ciro a
los babilonios, el nombre de Cambises está ligado al de su padre en las oraciones
a Marduk. En una tablilla fechada en el primer año del reinado de Ciro,
se menciona a Cambises como rey de Babel.
Pero su autoridad debió ser efímera, pues hasta 530
a. C. no fue asociado al trono, cuando su padre partió hacia su última campaña
contra los masagetas del Asia Central. Se han hallado numerosas tablillas en
Babilonia de este momento de su ascensión y de su primer año de reinado, y
donde Ciro es denominado «rey de naciones» (sinónimo de «rey del mundo»).
Tras la muerte de su padre en la primavera del
530/529 a. C., se convirtió en el soberano único del Imperio persa. Las
tablillas encontradas en Babilonia acerca de su reinado abarcan hasta su octavo
año de reinado, concretamente hasta marzo del 522 a. C. Heródoto
establece su reinado desde la muerte de su padre, y le otorga una duración de
siete años y cinco meses, desde el año 529 a. C. hasta el verano del 522 a. C.
Tras la conquista de los países asiáticos por Ciro,
era esperable que Cambises emprendiera la conquista de Egipto, el único estado
independiente que subsistía en Oriente. Según la inscripción de Behistún de Darío I,
antes de partir con su expedición, mandó asesinar a su hermano Esmerdis,
a quien Ciro había designado gobernador de las provincias orientales. Los
autores griegos clásicos dicen por el contrario que su asesinato se produjo
tras la conquista de Egipto.
La guerra comenzó en 525 a. C., cuando al faraón Ahmose
II lo sucedió su hijo Psamético III. Cambises había preparado la
marcha de su ejército a través del desierto del Sinaí con la ayuda de tribus
árabes, que le prepararon depósitos de agua, esenciales para cruzar el
desierto. La esperanza del anterior faraón egipcio, Ahmose II, para conjurar la
amenaza persa se basaba en una alianza con los griegos.
Pero su esperanza fue vana cuando comprobó que las
ciudades chipriotas y el tirano Polícrates de Samos (quien poseía una
poderosa flota) decidieron pasarse al bando persa, como también hiciera Fanes
de Halicarnaso, comandante de las tropas griegas mercenarias en Egipto, y
el egipcio Udjahorresne de Sais, jefe de la flota egipcia.
Finalmente, en la decisiva batalla de Pelusio, los
persas derrotaron a los egipcios. Poco después, Menfis caía en manos de
Cambises. Psamético fue capturado y ejecutado tras intentar una rebelión. Las
inscripciones egipcias de este periodo muestran que Cambises adoptó
oficialmente los títulos y costumbres de los faraones, si bien es factible
creer que no ocultó su desprecio por las costumbres y la religión egipcia.
Desde Egipto, Cambises planeó la conquista de los
reinos nubios de Napata y Meroe, en el actual Sudán. Pero su ejército no pudo
atravesar el desierto nubio al sufrir elevadas pérdidas, que le obligaron a
retirarse. En una inscripción en Napata, actualmente en el Museo Egipcio de Berlín,
el rey nubio Nastesen describe su victoria sobre las tropas de Kembasuden
y la captura de sus barcos, personaje que se identifica con Cambises.
De la misma manera, otra expedición de Cambises al
oasis de Siwa también fracasó. A su vez, tuvo que renunciar a la conquista de
Cartago por la negativa de sus marineros fenicios a atacar a sus compatriotas.
Estos eran indispensables para cruzar el Mediterráneo y salvar así el desierto
libio.
Mientras Cambises llevaba a cabo estas tentativas de
expansión por África, en Persia un mago llamado Gaumata se hizo pasar
por el hermano de Cambises, Bardiya/Esmerdis, que el rey había ordenado matar
previamente y en secreto, ante el temor de que se rebelase contra él tras
partir hacia Egipto. De esta manera Gaumata consiguió el apoyo del pueblo, tras
dictar varias medidas favorables, por lo que Cambises decidió emprender el
retorno a Persia y castigar al usurpador. Sin embargo, al comprobar finalmente
que no podría vencer la revuelta, acabó suicidándose en marzo del 522 a. C.,
tal como narra Darío I en la inscripción de Behistún, mientras que Heródoto
y Ctesias afirman, con menor credibilidad, que su muerte se debió a un
accidente. Heródoto narra que Cambises murió en Ecbatana de Siria, la actual
Hama ; Flavio Josefo señala que su muerte se produjo en Damasco (Siria)
(Antigüedades, xi. 2. 2); mientras que Ctesias aboga por la ciudad de
Babilonia, algo difícilmente posible.
Hay varias fuentes principales que proporcionan la
información acerca del reinado de Cambises, entre las que destacan las de los
autores griegos Heródoto y Ctesias. El primero habla de Cambises en su relato
de la historia de Egipto , donde Cambises aparece como el hijo legítimo de Ciro
y de Nitetis, hija del faraón Apries. La muerte de Apries a manos
del usurpador Amosis II fue lo que decidió a Cambises a vengarse del
usurpador.
Esta versión de la historia es corregida por las
tradiciones persas que también recoge Ctesias (Athen. Xiii. 560) y también
Heródoto, y que explican que Cambises deseaba contraer matrimonio con una de
las hijas de Amosis, pero el faraón egipcio, consciente de que sólo las mujeres
persas eran declaradas reinas consortes, comprendió que su hija acabaría
formando parte del harén real persa. De esta forma decidió enviar a Cambises a
una hija de su predecesor Apries, quien, humillado al descubrir este engaño,
decidió vengarse preparando la invasión de Egipto.
Amosis ya había muerto para cuando Cambises conquistó
el país, por lo que su venganza recayó en su hijo Psamético III, al que
hizo beber la sangre del dios-toro Apis, por lo cual fue castigado con la
locura, según las fuentes clásicas. Así, Cambises en su locura acabó con la
vida de su hermano y su hermana Roxana, perdiendo finalmente su imperio a manos
de un usurpador y muriendo a causa de una herida (quizás autoinducida) en la
cadera, el mismo lugar donde había mandado herir al animal sagrado. Otra
historia relacionada con Cambises es la de Fanes de Halicarnaso, el jefe
de los mercenarios griegos al servicio del faraón Amosis II, que decidió buscar
la protección del rey persa, y que pagó su traición con la cruel muerte de sus
dos hijos, que permanecieron en Egipto.
La tradición persa, por el contrario, cuenta que la
causa de su locura fue el asesinato de su hermano Esmerdis, lo cual, unido a
los abusos de la bebida, fueron señalados como causas de su prematura ruina.
Todas estas tradiciones se basan en diferentes
pasajes tardíos de Heródoto, complementados con detalles familiares poco
fiables de los fragmentos de Ctesias. Con la excepción de la escasa información
que proporcionan las tablillas babilonias y algunas inscripciones egipcias, la
única fuente de información coetánea que poseemos del reinado de Cambises es el
relato de Darío I en la inscripción de Behistún. Es por ello que es difícil
tener una imagen correcta acerca del carácter real de Cambises, si bien todo
apunta ciertamente a que se trató de un soberano déspota y sanguinario.
En cuanto al "Ejército Perdido", según
Heródoto, Cambises envió un ejército de 50.000 hombres para someter al oráculo
de Amón, ubicado en el oasis de Siwa. Cuando ya había atravesado la mitad del
desierto que separa el oasis del valle del Nilo, una tormenta de arena
sorprendió a sus hombres, sepultándolos para siempre. Muchos egiptólogos
consideran esta historia como una leyenda, si bien mucha gente ha tratado de
encontrar los restos de este ejército durante mucho tiempo.
Entre ellos se cuentan el conde László Almásy (en
el que se basa la novela El paciente inglés, de Michael Ondaatje) y el moderno
geólogo Tom Brown. La novela de Paul Sussman El enigma de Cambises narra
la historia de las expediciones arqueológicas que rivalizaron en busca de sus
restos.
En noviembre de 2009, los arqueólogos italianos Ángelo
y Alfredo Castiglioni aseguraron haber encontrado restos de soldados
sepultados bajos las arenas del desierto del Sáhara, al sur de Siwa. Hallaron
artefactos aqueménidas que datan de la época de Cambises: armas de bronce, un
brazalete de plata, pendientes y cientos de huesos humanos.
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