sábado, 26 de noviembre de 2016

LUTO POR GERMÁNICO, ESPOSO DE AGRIPINA Y PADRE DE CALÍGULA


Tan pronto como se avistó a la flota en el horizonte, no sólo el puerto y la marina, sino también las murallas y tejados y cuantos lugares permitían ver más lejos, se llenaron de una turba de gentes en duelo que se preguntaban si al desembarcar Agripina debían recibirla en silencio o con alguna aclamación. Aún no aparecía bastante claro lo que resultaba más oportuno, cuando una flota entró lentamente en el puerto; los remos no se movían con la alegría habitual, sino que todo se acomodaba al duelo. Después de que, acompañada de dos de sus hijos, llevando en sus manos la urna fúnebre, desembarcó y se quedó con los ojos clavados en la tierra, uno solo fue el gemido de todos, y no era posible distinguir entre allegados y extraños, entre los llantos de los hombres y los de las mujeres; a no ser que en el séquito de Agripina, fatigados ya por su largo luto, los superaban los que habían salido a recibirlos, por estar más reciente su dolor.


( Tácito )






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