SERVILIA DESPECHADA POR CÉSAR, EN SUS DESEOS DE SER SU ESPOSA
«¿Cómo se ha atrevido a hacerme esto? ¡Con tanta habilidad, de un modo tan terriblemente civilizado! Como si mis sentimientos no tuvieran ninguna importancia... como si yo, una patricia Servilia Cepión, no importase nada.
Ha hecho que yo le pidiera el matrimonio, y luego me lo ha tirado a la cara como el contenido de un orinal. Me ha rechazado como si yo fuera la hija de cualquier rico palurdo de la Galia o de Sicilia. ¡He razonado con él! ¡Le he suplicado! ¡Me he tendido en el suelo y he dejado que se limpiase los pies en mí! ¡Yo, una patricia Servilia Cepión! Todos estos años lo he tenido esclavizado, cuando ninguna otra mujer había conseguido hacerlo nunca... ¿Cómo iba yo a suponer que iba a rechazarme? Sinceramente, creí que se casaría conmigo. Y él sabía que yo pensaba que se casaría conmigo.
¡Oh, qué placer debe de haber experimentado mientras representábamos esa pequeña farsa! Creí que sabía ser fría, pero no lo soy del modo en que lo es él. ¿Por qué, entonces, lo amo tanto? ¿Por qué en este mismo momento continuo amándole? Insulsus. Eso es lo que me ha hecho. Después de él, todos los demás hombres son completamente insípidos. Él ha ganado. Pero yo nunca se lo perdonaré. ¡Nunca!»
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