LAS GUERRAS EXTERIORES
La guerra, llamada púnica porque los latinos denominaban "puni" a los cartagineses, estalló cuando los romanos, habiendo desembarcado en Sicilia, se apoderaron de Mesina y amenazaron a las demás ciudades griegas, Siracura y Agrigento, que solicitaron la ayuda de Cartago, su tradicional enemiga.
En el año 262 a. de J.C., Hierón, tirano de Siracusa, negoció con Roma, y Agrigento fue conquistada después de un largo asedio (262 a. de J.C.), entregando un riquísimo botín. En aquel momento, Cartago parecía invencible debido a su dominio en el mar.
En sesenta días, los arsenales de Campania construyeron una flota de guerra de 150 quinquerremes (con cinco filas de remeros) y 20 trirremes, bajo la dirección de los siracusanos, que enseñaron a los romanos cómo abordar las naves enemigas mediante "ganchos".
En el año 260 a. de J.C., el cónsul Duilio alcanzó ante Milas la primera victoria naval de la historia de Roma; las proas de los navíos apresados adornaron la llamada Columna rostral del Foro. Los romanos quisieron entonces llevar la guerra a Africa, y el cónsul Régulo desembarcó en el cabo Bon.
Pero Cartago ocupaba una posición inexpugnable y el ejército cartaginés, confiado a un espartano, Jantipo, derrotó a las legiones, haciendo prisionero a Régulo y a 5.000 de sus hombre (255 a. de J.C.).
Para colmo de desgracias, la flota romana, sorprendida por una tempestad, sufrió un desastre sin precedentes: Las naves naufragaron y miles de hombres murieron ahogados. La urbe demostró una vez más aquello de lo que era capaz ante la adversidad, reconstruyendo en tres meses su marina y su tripulación.
Los marinos, no pudiendo ser instruidos en las naves, los fueron en las playas. La guerra pareció cristalizarse en largos años de lucha sin resultados notables, hasta que, en 241 a. de J.C., los romanos alcanzaron ante las islas Egadas una decisiva victoria naval que obligó a Cartago a aceptar la paz.
Abandonó Sicilia y se comprometió a pagar una fuerte indemnización. Roma ocupó Córcega y Cerdeña, aprovechándose de la rebelión de los mercenarios cartagineses.
Mientras tanto, habiendo franqueado los Apeninos las bandas galas, fue proclamada una movilización general, y los invasores fueron aplastados en el cabo Telamón (255 a. de J.C.). Esta vez los romanos se propusieron resolver definitivamente el problema galo: Ocuparon la llanura del Po (Galia Cisalpina), donde instalaron colonias. Desde los Alpes hasta Sicilia, Italia era romana.
Cartago se vio obligado a reprimir una terrible revuelta de sus mercenarios, a los que no había pagado. Amílcar Barca dirigió la "guerra implacable" que provocó crueldades y represiones increíbles. Después preparó el desquite contra Roma conquistando el sur de la Península Ibérica, donde será fundada por Asdrúbal Cartago Nova (la actual Cartagena).
El país, rico en minas y muy poblado, serviría de base para empresas contra Roma. Amílcar murió cerca de Alicante en el año 229 a. de J.C., siendo sucedido por su yerno Asdrúbal, quien, asesinado en 221 a. de J.C., dejó el mando a su cuñado, hijo de Amílcar: Aníbal.
Dos años después, Roma reprochaba a Cartago haber violado los acuerdos sobre sus respectivas "zonas de influencia", conquistando Sagunto, en Hispania. Comenzaba así la guerra a muerte.
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