¿Qué estás haciendo en Atenas sin los veinte mil hombres
que me debe tu hermano? Aquí estoy, preparándome para una expedición de nuevo a
la Media Partía, sorprendentemente escaso de buenas tropas romanas, ¿y Octavio
tiene la pretensión de enviarme sólo dos mil? Eso es demasiado, Octavia, demasiado.
Octavio sabe muy bien que no puedo regresar a Italia en este momento para reclutar
legionarios en persona, y fue parte de nuestro acuerdo que él reclutaría para mí
cuatro legiones. Legiones que necesito con urgencia. Ahora recibo una ridícula
carta tuya donde hablas de este y de aquel niño; ¿crees que la guardería y sus
ocupantes me preocupan un ardite en un momento como éste? Lo que me preocupa es
el acuerdo no cumplido de Octavio. ¡Cuatro legiones, no cuatro cohortes! ¡Esto
es lo último! ¿Y por qué cree tu hermano que necesito un enorme ariete, cuando
estoy sentado no muy lejos de los cedros del Líbano? ¡Que la plaga se lo lleve,
a él y a todos sus partidarios!
( C.McC. )
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