Lamento mucho que no sea
posible enviarte la legión Trigésima octava junto con la Trigésima séptima,
pero recientes acontecimientos en Ponto me lo impiden. Farnaces ha desembarcado
en Amiso, y yo parto con Sextio y la Trigésima octava para ver qué puedo hacer.
La situación es poco prometedora, César. Si bien hasta ahora sólo he tenido
noticias de la espantosa destrucción, los informes dicen que Farnaces cuenta
con más de cien mil hombres, todos escitios, formidables guerreros si damos
crédito a los memorandos de Pompeyo Magno.
Lo que sí puedo hacer por ti es
mandarte toda mi flota de barcos de guerra, ya que parece improbable que sea
necesaria en la campaña contra el rey de Cimeria, que no ha traído armada
consigo. Lo mejor de la flota son los diez trirremes rodios, rápidos,
manejables y con la quilla de bronce. Están bajo el mando de un hombre que
conoces bien, Eufranor, el mejor almirante después de Cneo Pompeyo. Los otros
diez barcos de guerra son quinquerremes, muy grandes y robustos, aunque no
veloces. También he habilitado veinte mercantes como naves de guerra,
reforzando sus proas con quillas de roble, y he añadido más bancos para los
remeros. No sé por qué presiento que necesitarás una flota de guerra, pero así
es. Claro que, como ahora te diriges a la provincia de África, supongo que
pronto te encontrarás con Cneo Pompeyo y sus flotas. Las últimas noticias en
ese frente son que los republicanos reúnen fuerzas allí para hacer otro intento.
He conocido con horror lo que los egipcios hicieron a Pompeyo Magno.
La Trigésima séptima lleva
buena y abundante artillería, y he pensado que quizá necesites provisiones, ya
que, según hemos oído, el hambre azota Egipto. He cargado cuarenta buques
mercantes con trigo, garbanzos, aceite, tocino y unas judías secas de excelente
calidad, perfectas para un buen potaje. Hay también unos cuantos barriles de
cerdo salado para la sopa.
He encargado a Mitrídates de
Pérgamo que reúna al menos otra legión para ti; gracias por el imperium maius,
que me ha permitido pasar por alto las estipulaciones de nuestro tratado.
Cuándo Mitrídates aparecerá en Alejandría depende de los dioses, pero es buen
hombre, así que estoy seguro de que se apresurará. A propósito, irá por tierra,
no por mar. Tenemos escasez de barcos de transporte. Si no llega allí a tiempo,
puede solicitar barcos en Alejandría para seguirte hasta la provincia de
África.
Mi próxima carta te llegará
desde Ponto. Por cierto, he dejado a Marco Bruto gobernando Cilicia, con
ordenes estrictas de dedicarse a reclutar tropas y adiestrarlas en lugar de
recaudar deudas.
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