Como
individuos, no son realmente rebeldes políticos o sociales, y mucho menos revolucionarios, como es el caso de los campesinos que se niegan a ser sometidos y al hacerlo
provocan el levantamiento de sus compañeros, o, más sencillamente, hombres que
se ven excluidos de la carrera de los de su clase y se ven por tanto forzados a
la ilegalidad
y al «crimen». Por ello, el bandidaje en sí es una forma de autoayuda para
escapar de unas circunstancias determinadas. Un bandido es un inadaptado, un
rebelde, un pobre que se niega a aceptar la situación normal de pobreza, y
cimenta su libertad con los únicos medios al alcance de los pobres: fuerza,
valor, astucia y determinación. Se opone a la jerarquía del poder, a la riqueza
y a la influencia: no es uno de ello. Al mismo tiempo, el bandido cae
inevitablemente en la telaraña de la riqueza y el poder, porque, a diferencia
de otros campesinos, adquiere riqueza y ejerce poder.
( Eric Hobsbawm en "El bandido")
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