sábado, 3 de septiembre de 2016

SUETONIO RETRATA A CLAUDIO



Ostentaba Claudio en su persona cierto aspecto de grandeza y dignidad, tanto en pie, como sentado, pero preferentemente en actitud de reposo. Era alto y esbelto, su rostro era bello y hermosos sus blancos cabellos y tenía el cuello robusto; pero cuando marchaba, sus inseguras piernas se doblaban frecuentemente; en sus juegos, así como en los actos más graves de la vida, mostraba varios defectos naturales: risa completamente estúpida; cólera más innoble aún, que le hacía echar espumarajos; boca abierta y narices húmedas; insoportable balbuceo y continuo temblor de cabeza, que crecía al ocuparse de cualquier negocio por insignificante que fuese.

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