miércoles, 28 de septiembre de 2016

DISCURSO DE CICERÓN CON MOTIVO DEL PROCESO DE SEXTO ROSCIO



El diario espectáculo de atrocidades ha ahogado todo sentimiento de piedad en los corazones de los hombres. Cuando a cada hora vemos o oímos referir un caso de gran crueldad, perdemos todo sentimiento humano. Los delitos ya no nos horrorizan y sonreímos ante las enormidades que cometen nuestros jóvenes. Excusamos la pasión, cuando deberíamos comprender que los apetitos incontrolados de los hombres conducen al caos. Hubo un tiempo en que fuimos una nación austera, que sabía dominar sus impulsos y respetaba la vida y la justicia. No podría decirse lo mismo ahora. Preferimos a nuestros políticos, particularmente si fanfarronean con los jóvenes y son bromistas y embusteros. Amamos las diversiones, mezclándolas con la ley y hasta con el gobierno. A menos que nos reformemos, nos aguarda un terrible destino. 



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