sábado, 3 de septiembre de 2016

SUETONIO RETRATA A NERÓN


(...) Era de mediana estatura; tenía el cuerpo cubierto de manchas y apestaba; los cabellos eran rubios, la faz más bella que agradable; los ojos azules y la vista débil; robusto el cuello, el vientre abultado, las piernas sumamente delgadas y el temperamento vigoroso.


(...) Primero se entregó sólo por grados y en secreto al ardor de las pasiones: petulancia, lujuria, avaricia y crueldad, que quisieron hacer pasar como errores de juventud, pero que al fin tuvieron que admitirse como vicios de carácter. En cuanto oscurecía, se cubría la cabeza con un gorro de liberto o con un manto, recorriendo así las tabernas de la ciudad y vagando por los barrios para cometer fechorías; lanzábase sobre los transeúntes que regresaban de cenar, los hería cuando se resistían y los precipitaba en las cloacas. Destrozaba y saqueaba las tiendas y tenía establecido en su casa un despacho, donde vendía, por lotes y en subasta, los objetos robados de esta manera, para disipar al punto su producto. En estas salidas estuvo muchas veces en peligro de perder los ojos y la vida. Un senador, a cuya esposa había insultado, estuvo a punto de matarle a golpes…


No hablaré de su comercio obsceno con hombres libres, ni de sus adulterios con mujeres casadas; diré sólo que violó a la vestal Rubria y que poco faltó para que se casase legítimamente con la liberta Acté, con cuya idea sobornó a varios consulares, que afirmaron bajo juramento que era de origen real… Se sabe también que quiso gozar a su madre, disuadiéndole de ello los enemigos de Agripina, por temor de que mujer tan imperiosa y violenta tomase sobre él, por aquel género de favor, absoluto imperio. En cambio, recibió enseguida entre sus concubinas a una prostituta que se parecía en gran modo a Agripina; se asegura aun que antes de este tiempo, siempre que paseaba en litera con su madre, satisfacía su pasión incestuosa, lo que demostraban las manchas de su ropa.











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