Publio Servilio Vatia Isaúrico (en latín, Publius
. Servilius Vatia Isauricus), fue un político y cónsul de la época final de la
República Romana. Isaúrico obtuvo el consulado en 48 a. C. junto a Cayo Julio
César (dictador perpetuo). Se le recuerda como una marioneta de César, del que
fue gran amigo. Era hijo de Publio Servilio Vatia Isaúrico, senador y cónsul
casi treinta años antes que su hijo.
CARRERA POLÍTICA
Durante su juventud hizo como modelo de vida a
Catón y Cicerón lo consideraba un partidario de los optimates.
En 54 a. C. Isaúrico obtuvo la pretura. Como
pretor se opuso a la propuesta de conceder un triunfo a C. Pomptino. Cuando
estalló la Segunda Guerra Civil de la República de Roma desertó del partido
aristocrático y se unió a César, en su lucha contra los optimates liderados por
Cneo Pompeyo Magno. Julio César lo convirtió en su colega consular en 48 a. C.
Cuando César dejó Roma para luchar contra Pompeyo en Grecia dejó a Isaúrico a
la cabeza del Estado.
PRIMER CONSULADO
Vatia Isaúrico se convirtió en una figura muy
polémica tras la marcha de César a Grecia para combatir a Cneo Pompeyo Magno.
Isaúrico y Cayo Trebonio se convirtieron en los autores de la quiebra total de
la economía romana en el Siglo I a. C., y el líder populista, Marco Celio Rufo
lideró una revuelta contra el régimen el mismo año 48 a. C. que fue aplastada
con gran crueldad.
En marzo, el pretor Celio intentó promover una
cancelación total de deudas. Las clases altas empezaron a sentir la presión del
populacho: por ejemplo, la esposa de Cicerón, Terencia, fue obligada a vender
la mayor parte de sus joyas. Celio no tenía competencia sobre las deudas de la
ciudad, su magistratura (praetor peregrinus) sólo tenía poder sobre los
ciudadanos extranjeros de Roma. Trebonio era el que se encargaba de las deudas.
Celio montó un tribunal de cancelación de deudas a
pesar de ser advertido por Trebonio y Vatia Isaúrico. Isaúrico tras conocer la
noticia fue a enfrentarse al rebelde magistrado, seguido de los doce lictores
propios de su imperium proconsular que portaban sus fasces. Tras un acalorado
debate en el tribunal de Celio, Vatia Isaúrico cogió una de las hachas de sus
lictores y destruyó la silla de madera propia del puesto de Celio. Celio e
Isaúrico casi llegan a las manos, y la muchedumbre que los rodeaba empezó a ponerse
tan agresiva que Vatia Isaúrico y sus lictores tuvieron que blandir sus hachas
para que no los mataran.
Vatia Isaúrico inició una campaña para
desacreditar a Celio en mayo de ese mismo año, cuando volvía del Foro de pedir
la cancelación de deudas, sin importar a qué precio. Se cree que las demandas
de Celio estaban motivadas por las amenazas que le había hecho Vatia Isaúrico
de arrestarle. Cuando Vatia Isaúrico pudo disponer de tropas, que venían desde
las Galias para ayudar a César a luchar contra Pompeyo, las usó. El ejército
luchó a través del Foro Romano. Cuando intentaron capturar a Celio, la
muchedumbre se les echó encima. Era la primera vez que los ciudadanos de Roma
atacaban a un ejército dentro de su propia ciudad.
Celio se burló de Vatia Isaúrico al arreglar su
silla de magistrado decorándola con unas tiras de cuero, ya que era conocido en
Roma que el padre de Vatia Isaúrico lo golpeaba con una tira de cuero, lo que
no dejaba de ser vergonzoso para él. Vatia contrarrestó la burla pidiendo a su
padre que le diera más fuerte como muestra de hombría. Finalmente Celio escapó
de Roma y se unió a Tito Anio Papiano Milón y entre los dos tramaron una
insurrección contra César, aunque ambos fueron pronto capturados y ejecutados.
NUEVO GIRO POLÍTICO Y SEGUNDO CONSULADO
En 46 a. C. gobernó la provincia de Asia como
procónsul, tiempo durante el cual Cicerón le escribió varias cartas
Tras la muerte de César, en el año 44 a. C. Vatia
Isaúrico se alió con el Senado contra Marco Antonio, y tuvo una destacada
participación en los debates en el Senado durante la guerra en Mutina.
Cuando Octavio se prometió con su hija Servilia,
Isaúrico hizo las paces con Marco Antonio y abandonó la causa del Senado. En
consecuencia su nombre no aparece en las listas de proscripción y Cicerón lo
llama en las cartas a Bruto, Homo et furiosus insolens.
Cuando se formó el triunvirato en 43 a. C.,
Octavio rompió su compromiso con Servilia para casarse con Claudia, hija de
Fulvia, la tercera esposa de Marco Antonio, y a Vatia se le concedió el
consulado en 41 a. C. con Lucio Antonio como colega consular para reparar esta
afrenta.
Estaba en Roma cuando Lucio Antonio se apoderó de
la ciudad en su lucha contra Octavio, en la llamada guerra de Perusa. No apoyó
a su colega pero tampoco se le opuso activamente.
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