El barco gigante de Calígula
es una construcción naval del emperador Calígula, conocido como el mayor barco
del Imperio Romano. Éste tenía unas dimensiones de 95-104 m de longitud y 20,3
m de ancho, con un peso de 7400 toneladas. El barco, necesitaba una tripulación
de 700-800 personas para ser operativo.
El emperador había mandando
construir a los mejores arquitectos e ingenieros romanos, los barcos
mas lujosos y mas majestuosos que
el mundo antiguo hubiera visto, dotados de grandes columnas, suelos de mármol y
un sistema propio de conducción de agua.
Según Suetonio, historiador romano
posterior a Calígula, éste ordenó la
construcción de dos enormes barcazas de recreo en su villa imperial del lago
Nemi, hacia el año 37 de la era cristiana. Calígula
quiso emular las barcazas de recreo helenísticas con la intención de
superar a los antiguos reyes ptolemaicos y deslumbrar al mundo.
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LOS BARCOS DE CALÍGULA
(Artículo publicado en "20 Minutos" por
A..P.SCHROEDEL. el 04.03.2013) :
Calígula fue el tercer emperador romano, tras
Augusto y Tiberio. Su verdadero nombre era Cayo Marco Germánico, aunque, desde
pequeño todos lo conocían por su mote, Calígula (Sandalitas), porque
acostumbraba llevar un tipo de calzado que era propio de las legiones: las
calige.
Fue un emperador
caprichoso, excesivo y cruel. Al comienzo de su reinado creó muchas
expectativas entre su pueblo, pero pronto fue temido y odiado por todos. De ahí
que, tras ser asesinado por su propia guardia pretoriana a los cuatro años de
reinado, el Senado dictara una condena reservada a los personajes que habían
resultado nefastos para el Estado: la damnatio memoriae (recuerdo condenado),
un edicto terrible por el que se borraba de cualquier registro oficial (anales,
inscripciones, estelas, monumentos, estatuas, mosaicos, etc.) el nombre y la
efigie del condenado al olvido.
Muchas, si no todas, de
las obras que Calígula había promovido desaparecieron. Y entre ellas, dos
magníficos y descomunales navíos de recreo que el emperador había ordenado
construir en el lago Nemi (Speculum Dianae para los romanos), a escasos 25
kilómetros de Roma. Desaparecieron de tal forma que no se volvió a saber de
ellos hasta prácticamente el Renacimiento.
Cayó el imperio, pasaron las dominaciones
bárbaras y la oscura Edad Media. Durante casi 15 siglos circularon rumores y
leyendas que hablaban de tesoros bajo las aguas del lago, y de algunos restos
que quedaban atrapados en las redes de pescadores.
A mediados del siglo
xv, un cardenal renacentista, un Colonna, ya se manifestaba convencido de la
existencia de los barcos. Intentó recuperar algo. Fue el primero, pero no
encontró nada. En 1535, segundo intento. Primeras operaciones de buceo usando
un arcaico prototipo. Sin resultados tampoco. Los años pasan y los restos son
objeto de saqueos y depredaciones que causan más daño que el tiempo.
En 1827, se usa una
campana para ocho buzos y se logran extraer pisos de mosaico, mármoles, trozos
de columnas y caños de terracota. En 1895, un profesional inicia una
investigación sistemática para el Gobierno. Durante la II Segunda Guerra
Mundial ambos buques fueron quemados por los alemanes.Se localizó uno de los
buques, se recobró el cabezal de un timón, bronces de animales, rodamientos,
columnas, cañerías de plomo, tejas de cobre...
Se localizó el segundo
barco y se ordenó estudiar la recuperación total. Finalmente se llegó a la
conclusión de que el rescate era posible, pero no sacando los barcos a la
superficie, sino desecando el lago por medio de un gran túnel. Pasarían otros
30 años antes de que se realizara. En 1926, en plena efervescencia fascista,
una comisión decidió seguir el plan del ingeniero Malfatti de 1895, a través de
un antiguo túnel-acueducto romano. Así, en octubre de 1928 se comenzó a bombear
agua del lago.
La primera nave surge
el 28 de marzo de 1929, al bajar el nivel del agua casi seis metros. Este hecho
disipó las dudas que podía haber respecto al proyecto y le destinaron más
recursos. El 3 de septiembre el casco emergía completamente del agua.
Políticos, académicos y gente del pueblo llegaban de toda Italia para verlo. Un
año después, el 10 de junio de 1931, el segundo barco emergió completamente. Se
habían movido más de 40 millones de metros cúbicos de agua.
Tras diversas peripecias,
se lograron recuperar los restos de ambos navíos, que dieron testimonio de su
grandiosidad. La primera galera media 71,2 metros de eslora y 20 de manga, con
un casco redondeado. La segunda tenía 73 metros de eslora y 14,4 metros de
manga. Estas dimensiones excedían en mucho cualquier buque conocido de la
época. Se comprobó que no habían sido construidos para navegar en aguas
abiertas. Entre sus sorprendentes descubrimientos, se halló un ancla de brazos
movibles, de más de dos metros de largo, y una llave de paso cónica de bronce
que formaba un sello hermético sin necesidad de juntas. El descubrimiento de
gran cantidad de lujoso material de ornamentación, junto a la reputación de
libertino de Calígula, llevo a los arqueólogos a pensar que los barcos eran
simplemente de placer. Una teoría más reciente mantiene que los buques estaban
relacionados con el misterioso culto a Isis, del cual Calígula era fervoroso
miembro.
Durante la II Segunda
Guerra Mundial ambos buques fueron quemados por los alemanes, intencionadamente,
en la noche del 31 de mayo de 1944, durante su huida ante el avance aliado
sobre Roma. En 1996 un grupo llamado Dianae Lucus comenzó a desarrollar planes
para hacer replicas a tamaño real de los furtivos buques de Nemi, los barcos de
Calígula.
Benito Mussolini, admirador del Imperio
Romano, en el que veía la raíz del nuevo fascismo italiano, Mussolini tomó la
arrogante decisión de vaciar parte del lago Nemi para recuperar los restos
navales. Fue una obra de ingeniería importante, que aprovechó unos antiguos
túneles romanos.
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