Cada cultura, a lo largo de toda la historia, tiene su propia
versión del rito masculino de iniciación. En la sociedad espartana, uno no se
convertía en un hombre hasta que estrangulase a alguien hasta matarlo.
Tenían que hacerlo sin que los descubriesen. El objetivo de esta
práctica era adiestrarlos en el arte de la evasión, el arte de ser un buen
soldado, el arte de ser sigiloso. Así que si los descubrían eran castigados
severamente
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