César resistí la fatiga más de lo que podríamos creer.
Durante las marchas iba en cabeza, algunas veces a caballo, pero más a menudo a
pie y con la cabeza descubierta, ya hiciera sol o lloviese. Recorría etapas muy
largas con una rapidez increíble, ligero de equipaje, en carruajes de alquiler;
si los ríos lo detenían, los atravesaba nadando o sosteniéndose en pellejos
inflados, de manera que, mucha veces avanzaba a sus propios mensajeros.
( Suetonio )
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